Ir más allá es la nueva ruta de las empresas. El presidente de Bancolombia, Juan Carlos Mora lo señaló claramente: “El resultado económico siempre será importante, pero el tiempo de generar solo riqueza para los accionistas quedó atrás”, hay que tener presentes al planeta, las comunidades, y demás grupos de interés.
En los últimos tiempos, desde diversos ámbitos como los académicos, sociales, económicos y ambientales, se ha señalado al ánimo de lucro, a la búsqueda de las meras utilidades, como la causa de varios de los problemas de sustentabilidad que actualmente sufren las sociedades, estando la empresa en el ojo del huracán. De la misma forma, la confianza en el mundo empresarial se ha venido debilitado por cuestiones como el daño ambiental, el soborno transnacional, la obtención desmedida de ganancias y beneficios, la corrupción privada, entre otras.
Siguiendo una tendencia mundial, actualmente mediante el Decreto 2046 de 2019, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo reglamentó la Ley 1901 de 2018, que creó la condición legal de las sociedades de Beneficio e Interés Colectivo -BIC-, a través de las cuales, se pretende que, las sociedades comerciales existentes, y las que se constituyan en el futuro, puedan voluntariamente adoptar esta condición. Esta categoría entraña que, además de perseguir el beneficio e interés de sus accionistas, las empresas también deberán actuar en procura del interés de la colectividad y del medio ambiente.
Es la Responsabilidad Social Empresarial llevada a fondo e institucionalizada en la empresa, pues es un cambio de paradigma que transforma directamente al corazón de la empresa privada, generando las condiciones para lograr una evolución del sistema actual de segmentación a un sistema holístico. Desde su regulación, según cifras de la Supersociedades, se han registrado más de 300 sociedades BIC. La mayoría concentrada en las regiones Caribe y Centro-Oriente, y más de la mitad se encuentran en el sector servicios.
Hay casos destacables que prometen un impacto de éxito a través de la implementación de esta condición. Así podemos citar a Finandina, que fue el primer banco BIC, en Colombia y América Latina; Alquería, que a través del liderazgo de Carlos Enrique Cavelier, impulsa a través de su fundación la educación de sus comunidades, beneficiando a 40 mil niños, trabajando por la mejora de la educación en 29 colegios de los municipios en su zona de influencia. Está R+B Diseño Experimental con una apuesta por el medio ambiente como clave de la sostenibilidad o Imágenes Gráficas, quienes están generando empleo para discapacitados, reinsertados y migrantes.
Todas las sociedades pueden tener la categoría BIC, sin importar su tamaño, la condición es que la base legal de la empresa cumpla con los compromisos (empresariales, colectivos y de medio ambiente) que han declarado desde sus propios estatutos.
La implementación de las sociedades BIC contará con incentivos como acceso preferencial a líneas de crédito, tratamiento tributario de las utilidades repartidas a través de acciones a los trabajadores y gozarán de un portafolio preferencial de servicios en materia de propiedad industrial.
Adoptar la modalidad de sociedad BIC es un sello que deberá distinguir a la organización que lo obtenga. Que abre la puerta a que la empresa viva un capitalismo consciente gracias a que el dinero más que un fin es un medio; a que se vive una cultura orientada a las personas y los valores; a que los líderes están al servicio del equipo y no al contrario; y que se busca una integración sistémica con los grupos de interés.
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