Enfrentar la corrupción es una de las urgencias nacionales más importantes. Y hacerlo es bastante complejo por la profundidad que ha tomado el problema. Tres elementos del análisis que han arrojado entidades dedicadas a la lucha contra corrupción pueden dejar ver complejidad del tema: Primero que todo que la corrupción se convirtió en una manera de gestionar lo público, es decir, una forma estructural de manera de proceder en el manejo de los recursos públicos. En segundo lugar, que la corrupción ya no es un problema focalizado, sino que se ha convertido en algo sistémico, se está presentando a todos los niveles de la administración pública y con agentes del sector privado, no solamente con funcionarios. Y finalmente, que la cobertura del problema está dejando detrás de sí la violación de derechos fundamentales de la población, es decir, que está dejando un daño colateral con muchas víctimas.
Transparencia internacional tiene una definición muy concreta de lo que es corrupción: “Abuso de posiciones de poder o de confianza, para el beneficio particular en detrimento del interés colectivo”. Es lo que se llama la “gestión del autointerés” y no del beneficio público, común y general. Y este ha sido el cáncer que poco a poco se ha ido apoderando de todo el cuerpo.
¿Y nos preguntamos dónde están las víctimas? Un ejemplo puede ayudarnos. En los lugares donde grupos políticos han asaltado los recursos de la salud han dejado a muchas personas sin tratamientos. Procesos degenerativos, o sencillamente de control de enfermedades no pudieron realizarse sencillamente porque los administradores de esos recursos se los apropiaron. Por ello es que ahora se enfatiza en evidenciar a las víctimas a quienes se les violaron los derechos fundamentales.
¿Y qué hacer? Una primera medida para enfrentar el flagelo es la reforma política que le ponga claridad a la financiación de las campañas políticas, ya que ahí está uno de los gérmenes más grandes de la corrupción. Pues algunos financiadores de campañas, luego de la elección, buscan obtener beneficios ilegales con la contratación oficial. En segundo lugar, en la lucha contra la corrupción un pilar clave es una recta y rápida administración de justicia, y en Colombia luego del descubrimiento del llamado cartel de la toga, quedó al descubierto que hasta en las más altas cortes el problema invadió; países donde se ha reducido la percepción de corrupción han sido países donde la justicia ha tomado medidas implacables frente a los corruptos. Por ello, la reforma a la justicia es fundamental. Sin justicia vigilante y eficiente para la corrupción es muy difícil. Un tercer aspecto es la reglamentación de la contratación pública, la existencia de múltiples regímenes de excepción que se prestan para evadir los controles, la falta de información completa y oportuna sobre la contratación para poderle hacer seguimiento con las herramientas de informática y de analítica de datos para detectar los problemas en tiempo oportuno. Finalmente, se deben dar herramientas para que el control ciudadano y de la opinión pública se pueda dar libremente, ello implica medios de comunicación fuertes y protegidos, participación ciudadana en la ejecución de los proyectos públicos, entre otros. Democracia participativa y activa.
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