Ayer en las montañas del departamento del Cauca se celebró una alianza emprendedora entre el Resguardo Indígena de Tacueyó, en el municipio de Toribío, y la cooperativa Coomeep, de excombatientes de Farc. Estas organizaciones están mostrando la capacidad de construcción de paz en concreto. En efecto, actores que en el pasado estaban en confrontación y que se veían unos a otros como enemigos, hoy están pensando en conjunto para impactar en el desarrollo económico y social de su territorio. Allí donde había un teatro de operación para la guerra, es hoy un territorio donde se logran construir puentes de confianza para cimentar un bienestar común.
Hemos acompañado desde la Universidad Javeriana de Cali estas comunidades con el apoyo internacional del País Vasco y otras entidades desde el Instituto de Estudios Interculturales. Con una perspectiva de economía social y solidaria, más de 25 organizaciones comunitarias, de indígenas, afrodescendientes, excombatientes, han logrado tejer un proceso de articulación con un enfoque de desarrollo territorial. Tendrán una primera etapa que busca escalar unas experiencias productivas de trucha y aguacate. Rompiendo los ciclos de la productividad tradicional de la tierra, y dando unos saltos cuantitativos y cualitativos en generación de ingresos frente a los niveles usuales de esta parte de Colombia. Una de las líneas claves de esta alianza es la posibilidad de formación del recurso humano. Esto permitirá en el futuro hacer escalamientos mucho mayores.
Más allá de las truchas y los aguacates, se trata de un plan estratégico conjunto para lo económico productivo, con inversiones iniciales de 12 mil millones de pesos, para tener 14 estanques piscícolas y llegar a unas 200 hectáreas de aguacate. Es ofrecer oportunidades a muchas familias y generar procesos que aporten sostenibilidad y bienestar a las familias y territorios.
En todos los modelos de paz se muestra que la construcción y consolidación de la paz tiene un horizonte de unos 10 años, pues bien, aquí tenemos ejemplos claros que sí es posible. Qué bueno que la priorización que hizo el Plan Nacional de Desarrollo de las zonas Pdet, Programas de desarrollo con enfoque territorial, comiencen a dar resultados como este en distintos lugares. Sería la mejor noticia para el país, pues estos territorios son los que tienen mayor pobreza y su desarrollo significa que reducimos la pobreza extrema en nuestro país.
Estas alianzas de los actores en territorio muestran que cuando hay oportunidades, las comunidades se organizan y articulan. El acompañamiento de la Universidad ha sido importante, no solo por los aportes desde la academia como tal, sino también como compañero de viaje, de búsqueda, de tejer confianzas con otros. Lo que ha sido también clave es la voluntad de los actores sociales de buscar un desarrollo sostenible y legal.
La paz es posible desde los territorios, se convierte en luz de esperanza para toda la nación. Tantos que están desgastando el país en interminables debates deberían acompañar a la gente en los territorios y prestarían un mejor servicio a Colombia. Y seguramente, podrían dar el paso a la reconciliación menos traumáticamente. Más acción y menos especulación nos podrá impulsar hacia un mejor futuro.
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