Estimado elector: Se aproxima el inicio de la campaña presidencial y frente a ella debemos defender los eventos que nos favorecen y atacar con denuedo los que sirven de soporte para nuestros enemigos. Deberemos comprender que no se trata salvaguardar verdades absolutas, sino de hacer universales nuestras circunstancias particulares.
Fortaleceremos el discurso sectario que nos ha servido por décadas y sobre el cual hemos construido una política de odio que destruye moralmente a nuestros contradictores. Para lograrlo es necesario repetir con insistencia las mismas mentiras hasta que se conviertan en verdades:
Lucha de clases. Olvídese del cambio de las sociedades, de la globalización, de la universalidad de las comunicaciones, del internet, de las carreteras, de la matrícula cero o de vivienda de interés social y prioritario que hacen parte de los programas impulsados durante las últimas décadas para reducir la brecha social. El registro del progreso colectivo es para los libros de historia, no para nosotros. Nuestro papel será siempre encender el fervor popular bajo una anacrónica teoría de lucha de clases. Despierte en su base electoral el sentimiento de minusvalía y desamparo haciéndoles suponer que nunca podrán lograr sus propias metas, exacerbe la rabia contra las instituciones por errores aislados de los agentes del Estado, presente a los empresarios como seres sin alma y corazón y, ante todo, haga creer que solo la destrucción del aparato productivo traerá justicia a nuestro país. Recuerde que no se trata de generar riqueza sino de distribuir pobreza.
Fallos judiciales. Defienda hasta la muerte los fallos judiciales que nos son favorables apelando a la independencia del poder judicial y el respeto a las instituciones. Sin embargo, no olvide censurar sin temor aquellas providencias que protegen a nuestros opositores. Cuando ello suceda cambie su discurso y critique la injerencia de la oligarquía en la rama judicial y diga que se venden sentencias al mejor postor. Recuerde que cuando los tribunales fallan a nuestro favor se hace justicia y cuando lo hacen en beneficio del sector que combatimos es sinónimo de corrupción.
Geopolítica. Siembre la duda sobre todas las iniciativas que no provengan de nuestros políticos. Solo aquellas iniciativas respaldadas por Rusia, China, Venezuela, Cuba o Irán podrán ser presentadas como logros sociales respetuosos de la soberanía de los pueblos. No permita que le hablen de los buques de guerra que atracan en Venezuela, de los portaviones que cruzan el atlántico para realizar maniobras con el ejército de Nicolás Maduro ni del control del gobierno cubano en los movimientos revolucionarios de América. Cuando ello suceda mienta para desprestigiar los proyectos impulsados por los amigos del norte en materia de democracia, derechos humanos, gobernabilidad, medio ambiente, cambio climático o superación del conflicto armado y utilice la falacia para presentarlos como formas abusivas de intromisión a la soberanía de los pueblos.
Movilización Social. Finalmente, uno de los puntos más sensibles. Apoye todos los movimientos sociales que se levantan contra gobiernos elegidos democrática y popularmente. Respalde los alzamientos realizados en Chile contra Sebastián Piñera o en Colombia contra Iván Duque, quienes llegaron al poder por las urnas. Defienda el sistema electoral venezolano, cubano y nicaragüense. Presente las imágenes de las marchas desde varios enfoques para dar la sensación de multitud en las manifestaciones y exponga a los que piensan diferente como enemigos de la paz. Si es necesario mienta para sostener que la derecha es amiga de la guerra. Vocifere que el papa, la Iglesia, los pequeños empresarios, los jóvenes emprendedores y hasta los niños que asisten a universidades privadas asesinan sin piedad y nosotros, que militamos en la izquierda radical y armada no necesitamos pedir perdón por las masacres, las viudas, los huérfanos, ni los desplazamientos que originamos porque somos los únicos que buscamos la paz. Cuando las protestas se presenten en Cuba, Venezuela o Nicaragua, censúrelas como ataques infames contra pueblos donde vibran las libertades porque ellos no son dictaduras. Recuerde que estos países son paraísos en los que no hay razón para alzar la voz.
Mi querido elector. La democracia es un valor relativo. No importan las voces disonantes, poco importan los votos, son insignificantes los otros. Solo debemos defender la democracia que nos sirve, lo demás que se vaya al carajo.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015