La primera sorpresa que el lector se encuentra al abrir las páginas de Cotidianidades y otros delirios es el título. Pocas veces uno encuentra un libro de poemas que tenga un nombre como el que lleva este primer poemario del aranzacita Rubén Darío Toro. Por lo regular, el autor siempre le pone al libro el nombre de algún poema y luego le agrega: y otros poemas. No todos los poetas, claro está. Arthur Rimbaud le puso a uno de sus primeros poemarios el nombre Iluminaciones. Con ese título el poeta nacido en Charleville quiso decir que lo que iba a encontrar el lector en esas páginas eran unos poemas que le habían llegado como una iluminación. Tal vez en ese momento recordó que Homero había dicho, varios siglos atrás, que la inspiración era una iluminación divina.
El título que Rubén Darío Toro le puso a este libro tiene para el lector una connotación freudiana. ¿La razón? Que en estos poemas que ahora entrega a sus lectores está explícita la cotidianidad de un hombre que tiene la facilidad para decir cosas inteligentes sobre la vida, el amor, la muerte, la soledad, la música, la ausencia o el olvido. Cuando dice “Camino bajo la noche tibia/ y la oscuridad me sorprende/ mientras allano tu recuerdo”, está expresando que caminar es un acto que pertenece a la cotidianidad. Con la diferencia de que él camina “para no olvidar los caminos”. Sigmund Freud dijo: “Es un buen ejercicio ser del todo sincero consigo mismo”. Eso es lo que logra Rubén Darío Toro en este libro: sincerarse con el lector desnudando su alma para cantar sus alegrías y sus dolores íntimos.
¿Por qué razón Rubén Darío Toro interpreta en este libro la frase de Freud? Es sencillo explicarlo. Porque es sincero cuando expresa su actitud ante la vida, su visión de la sociedad, su pensamiento sobre Dios, sus deseos como hombre, sus preocupaciones existenciales y sus sentimientos hacia la mujer. En este libro hay una expresión sincera de las cosas que lo inquietan y, por lo tanto, le hacen expresar su admiración o su condena.
La otra sorpresa que se lleva el lector cuando avanza en la lectura de este libro es el lenguaje con que Rubén Darío Toro canta las excelsitudes del amor. Cuando habla de los reencuentros, de los momentos llenos de pasión, de los besos dados, de los recuerdos que deja una mujer, del dolor de una partida o de la belleza de un cuerpo su poesía alcanza momentos de esplendidez lírica. Todo porque el poema adquiere musicalidad y, sobre todo, fuerza expresiva para exaltar el roce de los cuerpos en el instante de la entrega.
En Cotidianidades y otros delirios Rubén Darío Toro se revela como un poeta con mucha sensibilidad. Su voz, que es nueva en el panorama poético de Caldas, es auténtica. Tiene de Mario Benedetti eso que algunos teóricos de la poesía califican como tono conversacional. Esto se advierte en esos poemas donde parece aconsejarle a la mujer que debe cuidarse de “esos amores que son lo primero que recuerdas en la mañana”. También en esos versos que enseñan un erotismo de buena factura, manejado sin excesos verbales. Veamos, como ejemplo, este verso del poema Me gustas. “Me gusta leerte de madrugada mientras tu piel exhala los últimos sumos de una noche sagrada”. Lenguaje, este, que apenas sugiere lo que pudo pasar en una noche de amor.
La poesía enseña el mundo real en que vive quien la escribe. Las pasiones, los momentos de alegría, las preocupaciones del alma, la visión del mundo, la soledad del momento, la belleza del paisaje, los dolores del corazón son temas recurrentes para el poeta. En este libro, la poesía es expresión de las alegrías interiores de Rubén Darío Toro y, al mismo tiempo, grito apasionado sobre sus goces espirituales. Pero también inventario de sus preocupaciones sociales. En el poema América, eres el sur que te puebla denuncia que este territorio ha sido “saqueado, vendido y humillado”. Este texto, que tiene fuerza de ciclón, recuerda el Canto general de Neruda. Ahí están nuestra sangre indígena, nuestros “ríos, campos y caminos” y, desde luego, nuestro pasado histórico. Todo expresado en un lenguaje que tiene rumor de olas tempestuosas.