Un artículo de Máriam Martínez-Bascuñán, citado por Javier Rodríguez Vázquez, se refiere a la obra de Hannah Arendt, a propósito de la actual crisis sanitaria en que se encuentran muchos países, dice que la acción directa del Virus Corona en sus poblaciones es incierta, con diferentes grados de compromiso, lo que ha resultado en acciones generales y especiales sobre sus ciudadanos en distintos tiempos, con desiguales aplicaciones a través de periodos disímiles.
Hannah Arendt, 1906-1975, alemana de origen judío, nacionalizada en Estados Unidos de Norteamérica, es considerada como la más importante figura del pensamiento del siglo XX. Entre sus importantes obras figura Eichmann en Jerusalén: Un informe sobre la banalidad del mal, relacionada con el juicio realizado a Adolf Eichmann en Jerusalén, por sus crímenes durante la II Guerra Mundial, lo cual le valió la pena de muerte. El documento y su autora son objeto de importantes y polémicas críticas.
Se le estudia como filósofa a través de sus obras y consideraciones analíticas frente a Sócrates, Platón, Aristóteles e Immanuel Kant, Martín Heidegger y Karl Jaspers. Ella catalogó y quiso que sus estudios fueran ubicados dentro del concepto de teoría política. Su producción fue amplísima y nunca ha dejado de ser vigente, y ahora vuelve a brillar en el panorama de la filosofía política.
La filósofa analizó y escribió sobre temas tan vitales como la inconveniencia de las emociones en la política. Este pecado cuyas acciones conducen a un galimatías que se extiende a muchos de los temas que siguen preocupando a los ciudadanos, con el peligro incontrovertible de confundir realidad y opiniones, y a ello hay que agregarle las directrices de los gobiernos.
Con la primera identificación en Colombia del Virus Corona, hace 106 días, parece que hay unidad de criterio sobre algunos temas derivados de la crisis, evitando la oscilación indebida de las medidas adoptadas para el cumplimiento de los ciudadanos. Pero hay mandatos importantes y discrepantes que promueven el caos.
Otro aspecto que aborda el artículo mencionado es la relación entre verdad y política. Anota la analista citando a Hanna Arendt: La libertad de opinión es una farsa si no se garantiza la información objetiva y no se aceptan los hechos mismos. Más diáfana no puede ser formulada la sentencia, contra la que se atenta en infinidad de veces.
Existieron y existen doctos que han escudriñado a Hanna Arendt, poniendo su pensamiento bajo diferentes cristales, varios de ellos en el análisis de su vida privada. Lo importante es la manera como se enfrentó a los hechos, a las teorías filosóficas y políticas, en una época que no permitía nada diferente al negro y blanco. No eran bien entendidos y aceptados los términos medios, esos que hoy lo inundan todo en materias vitales.La vida personal de Hanna Arendt no fue fácil. Desde su cuna hasta su muerte, encontró barreras que superó, inclusive con el riesgo real a perder la vida, gracias a su mente independiente que le permitía la utilización de la razón para consignar sus opiniones sobre hechos que provocaban toda clase de reacciones, desde la compasión hasta la venganza.En Colombia los hechos que han ido brotando en diferentes regiones, permiten visualizar que a pesar de los actos de paz, subsiste la realidad de lo efímera que es la vida, y mucho más cuando se enfrentan las personas a la venganza y a la destrucción inadmisibles.
Nota 1. El sesgo de las verdades y cifras en Colombia, preocupa.Nota
2: Manizales Ciudad Universitaria es una certeza.
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