Todos son responsables
La distancia da una perspectiva diferente, no solamente en lo físico. Lo conceptual también adquiere otros matices provocados por la reflexión, lejos del entorno a veces agobiante y el compromiso consigo mismo de la perfección, lo que nunca se obtiene al máximo deseo.
El próximo año, los colombianos deberán decidir en las urnas quién será el nuevo presidente y quienes los congresistas para los siguientes cuatro años. La tarea no es fácil, pero es imperativa, aunque en el país exista la libertad del voto.
Con una abstención reiterada como ha sido la evidencia, si son ciertas las cifras de los electores y los votantes, no es conveniente seguir en la misma conducta de dejarle a los demás las decisiones vitales para el país y en ello está su propia vida y la manera de ejercerla, así como la familia que lo rodea y la de los descendientes, por decir lo menos.
¿Por qué dejar que los demás decidan por usted? ¿Usted cree que los demás podrán decidir lo mejor para ellos y usted? Cada quién debe propender por sus propias aspiraciones y convicciones, a su leal saber y entender está capacitado para definir lo conveniente.
Cuando sapiente, libre, leal y sinceramente adopta su decisión y la confirma en la urna, ha realizado una actuación que se ajusta a su condición de ciudadano con todos los deberes y derechos de conciencia y electorales.
Los abstencionistas no podrán decir que otros tienen la culpa por los resultados y las acciones futuras de los elegidos. Los que votan se atienen a la democracia, los que no votan pueden caer en una franja antidemocrática porque moralmente pueden perder su derecho de opinión.
El español
Se defiende con ahínco la presencia de la lengua española-castellana- en las aulas de Cataluña. Los padres y su niño deseaban recibir clases, el 25%, en una lengua diferente al catalán. Las reacciones a favor y en contra no se han dejado para después, e inclusive el tema de la independencia ha aflorado en ciertos círculos.
Ello sirve para reflexionar en la calidad del leguaje que tienen los profesionales recién egresados. Debería existir la norma que para graduarse hay que leer y escribir perfectamente en castellano. Eso sucedía en otras épocas, cuando desde los años de primaria se comenzaba a construir la utilización de la lengua nativa.
El castellano es una lengua difícil, que lo digan quienes son sometidos al implacable pero necesario veredicto de los doctos censores.
Los médicos de antes eran sapientes en el idioma y en la universalidad de sus conocimientos, a ello contribuyeron en grado sumo las lecturas de obras de reconocida calidad universal. Por ello, hubo excelentes escritores médicos. Ahora hay verdaderos maestros, pero más escasos, casi que el arte de escribir la tienen como una segunda, a veces primera, profesión.
Entre la responsabilidad política y la jurídica
Parodiando a Manuela Carmena, quien fuera alcaldesa de Madrid, en una declaración con respecto a su último libro expresó que la política se convirtió en una guerra, desvirtuando los verdaderos fines del ejercicio de una profesión respetable como todas, que así debiera ser y no un simple oficio.
Lamentablemente, de hacer política se pasó a guerrear. La política permite y exige el disenso y facilita el consenso, la guerra no.
Los de allá y los de acá irreconciliables. La guerra no admite derrotas, la política permite transiciones para el logro de los fines comunes a todos.
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