Durante más de un siglo, la finalización de los estudios médicos y el inicio del ejercicio libre, estuvo ligado a la realización de un trabajo que se denominaba Tesis. Muchos escogían tempranamente el tema sobre aquellos tópicos que más le llamaran la atención y quizá para lo cual se encontraban mejor preparados.
A veces los directivos de la Facultad anunciaban las áreas en las cuales querían que sus graduandos hicieran sus investigaciones con las herramientas que disponían sobre la incipiente epidemiología, diagnóstico, la validación y adaptación de procedimientos y terapéutica. Pocas eran verdaderas joyas que proponían nuevas estrategias para el ejercicio de la medicina.
Los anaqueles se fueron llenando de éstos documentos que representaban la labor de meses de búsqueda, trabajo práctico y análisis. Los presidentes respaldaban la investigación, los jurados emitían, previa presentación pública de los resultados, el veredicto inapelable, a veces sin aprobar. En casos estelares el nuevo médico llegaba hasta el anhelado y distinguido Summa cum laude, para los Doctores en Medicina, que les abría las puertas de todas las comunidades y de los más importantes cargos estatales o privados, que incluían la honorable plaza de profesor.
Los estantes no daban abasto para contener las obras que al principio fueron lecturas y objeto de análisis por quienes enseñaban o estaban estudiando medicina, pero paulatinamente fueron dejándolas de lado por la obsolescencia.
Finalmente, apareció una alternativa: El trabajo, o un año de Servicio Social. Casi inmediatamente todos cambiaron las tesis, por una labor importante en los hospitales de diferentes municipios pequeños, inclusive en zona rural, donde había comunidades urgidas de un servicio médico con mayor disponibilidad. La medicina privada estaba en su apogeo y el médico hospitalario le dedicaba generalmente unas pocas horas a la labor institucional.
El paso siguiente fue adoptar el año como Servicio Social Obligatorio. De allá para acá han existido diversas modalidades, perdiéndose realmente las connotaciones de social y obligatorio.
Este período necesita una revisión exhaustiva desprovista de anécdotas, basada en realidades demostrables en donde los objetivos y el cumplimiento de ellos sean el marco del análisis de expertos y con participación de autoridades sanitarias, academia, entidades asistenciales, médicos, gremios y la misma comunidad.
Ahora en el Congreso se plantean, se analizan y votan los artículos de un proyecto de Ley, sobre el Servicio Social Obligatorio (sic) en salud.
Hay que decir que este proyecto, y por lo tanto la temática, no debe ser una rueda suelta en todo el engranaje del ejercicio médico. La materia debe ser estudiada en concordancia con la enseñanza de la medicina para lo cual hay varios documentos que proponen reformas.
Poco a poco al médico conocido antes como rural, se le han ido restringiendo actividades, de tal manera que lo han limitado en el manejo del paciente. A esto contribuyen varios aspectos: Las deficiencias en la formación; los limitantes por la infraestructura, tecnología e insumos; los circunscritos, y a veces mal entendidos protocolos; su dedicación institucional; sus responsabilidades contractuales y la carencia a veces catastrófica de consultantes presenciales o a larga distancia.
Debe definirse con claridad lo que es de ley y lo que puede ser reglamentado por un simple decreto: La obligatoriedad del período; el mínimo tiempo calendario de servicio; las bases del justo salario sin que sea una acción inequitativa y populachera; las apropiadas e inalterables prestaciones sociales; el adecuado descanso; la definición inequívoca de sus responsabilidades institucionales y comunitarias; las prerrogativas al futuro en estudios o empleos; el probable cruce con el servicio militar y eliminar la soledad e impotencia en un fin de semana que requiere de buenos servicios médicos, sin distinción de urgencia.
Ayer como hoy, el año de servicio médico es esencial en el ejercicio de la profesión, salvo que se modifique totalmente el contenido curricular y se complemente obligatoria y estrechamente con los servicios asistenciales.
Por ahora es un proyecto de ley que no organiza nada estructural, término manoseado, del servicio médico social antes de obtener la tarjeta profesional.
¿Para qué un proyecto así?
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