La muerte compete a toda persona, esta realidad se desprende de la vida, sin ésta no hay muerte y ésta es el fin terrenal. Morir es un hecho irremediable que los vivos hacen evidente en su pensamiento, en determinados momentos con mayor o menor frecuencia, y expresión a través de su existencia.
En pleno gozo de la vida nadie puede asegurar la manera de morir. En la medida en que la vida se agota podrá visualizar con probabilidad el instante final, pero tampoco tendrá seguridad, salvo la eutanasia o el suicidio. En los prolegómenos de la muerte un enfermo u otros, podrían anunciar el mecanismo de su fin y aunque la posibilidad de acertar es elevada no es absolutamente segura.
Quienes están cerca de moribundos y escuchan sus palabras postreras, dan testimonio de ellas, que pueden: resumir su vida, informar, despedirse, pedir o expresar su esperanza ante la muerte. Igual sucede con quien escribe o expresa sus ideas antes de la muerte sin precisar el instante de ella.
Siempre ha existido el temor a la muerte, intenso o leve. Unos lo superan y otros no. La crisis sanitaria lo ha hecho más evidente y podría decirse que todo lo que hace cada persona en este tiempo es para evitar morir, en donde el miedo a fallecer es evidente. Hay otras circunstancias que propician inducir el miedo actual.
Se necesita serenidad alrededor de la muerte con reflexión profunda y continua sobre la existencia, aceptando el hecho del término de la vida.
Enrique Bonete Perales, PhD, ha escrito el libro: El morir de los sabios, 2019. Es un prolífico académico y escritor español con una temática amplia en ética, moral, política, religión y filosofía.
El subtítulo: Una mirada ética sobre la muerte, define la intención del autor. En el texto se analizan escritos y expresiones, alrededor del tiempo de morir, de 24 figuras entre muy y poco reconocidas, que vivieron bajo diferentes entornos, tuvieron diferentes pensamientos y realizaron acciones variadas.
El autor hace importantes acotaciones sobre la muerte humana y recuerda frases escritas o pronunciadas, del personaje célebre seleccionado, en un compendio de vida y entendimiento de la muerte. Así narra las palabras de Epicuro, Cicerón, Descartes, Spinoza, Scheler, Heidegger, Wittgenstein, Trias, dentro de un capítulo denominado: ¿Serenidad o temor? Luego, bajo el apartado: Ante el dejar de ser: ¿el yo propio o el otro amado?, se encuentran Agustín de Hipona, Unamuno, Freud, Sartre, Zubirí, Marcel, Arendt y Marías. El tercer grupo: Ante el suicidio ¿A favor o en contra? Se encuentra Séneca seguido por Tomás de Aquino, Montaigne, Hume, Kant, Schopenhauer, Nietzsche y Jaspers.
Se entresacan algunas de las frases. Cicerón: Siempre he sabido que soy mortal. Xavier Zubirí: En esta vida uno está solo, y no es de extrañar que muera solo. Sartre: ¿A dónde conduce todo esto? ¿Qué me va a ocurrir? Séneca: Os legaré lo más preciado que tengo: la imagen de mi propia vida. Kant: Ya está bien. Schopenhauer: La humanidad ha aprendido de mí cosas que nunca olvidará. Julián Marías: Me parece muy triste esas personas que creen que con la muerte se acabó todo. Heidegger: Muchas gracias. Nietzsche: Conozco mi suerte. Un día ira unido a mi nombre el recuerdo de algo inmenso. Spinoza: Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte. Freud: Ahora solo queda la tortura, y ya no tiene ningún sentido.
Es un libro que debe ser leído por quien tiene intereses definidos y explícitos en la vida y muerte, propia o de otros. Es una fuente de reflexión, independientemente de lo que practique en filosofía, política, ética o religión.
Nota: La Ciudad Universitaria es real.
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