¡Mi madre murió de cáncer de mama! Terrible sentencia que debe ser abolida.
Hay que decirlo sin rodeos: El cáncer no es el primer problema de salud que tienen los colombianos. Hay otros sucesos que hacen que la población sufra y muera, en no pocos casos por culpa de ellos.
Es de conocimiento general como las lesiones sobre el corazón y los vasos sanguíneos, la violencia, la desnutrición, las enfermedades infecciosas y la lista es larga pero de ella hay que destacar los compromisos mentales de los ciudadanos, que si bien no tienen la mortalidad de otras enfermedades son la causa aparente o inaparente de alteraciones del comportamiento.
El ejemplo más sencillo es el estrés exacerbado por muchos acontecimientos a los cuales se ve enfrentado el ciudadano, como el empleo, los accidentes y la infección por el Virus Corona con las limitaciones impuestas, unas adecuadas en todo sentido y otras exageradas e inoportunas por varias razones.
Nadie en Caldas debiera morir por cáncer de cuello uterino o mama. Esta aseveración es posible cumplirla en los próximos años si se inicia desde ahora una labor conjunta entre el Estado, las instituciones y toda la sociedad. Estos tumores malignos propios de la mujer. El 2% de todos los cáncer de mama, puede afectar hombres.
Las historias de las mujeres que han padecido cáncer de mama o de cuello uterino son de diferente connotación pero representan la agresión de que pueden ser objeto por muchos factores. Cada neoplasia o tumor atiende en cada mujer a distintos factores que han incidido en la presentación del tumor.
Los tumores malignos facilitan la evidencia de que cada persona es un ser diferente frente a la existencia de una enfermedad. Si bien es cierto en medicina existen protocolos que definen el manejo integral de casi todos los procesos que puede padecer un ser humano, es evidente para la ciencia médica que la persona afectada de cáncer responde de distinta forma ante el tratamiento, la evolución y posteriores complicaciones.
El cáncer de mama ocupa en Caldas el primer lugar por fallecimientos entre los tumores malignos de las mujeres. Pero las cifras no es lo importante. Lo trascendental es propender por eliminar el fallecimiento por este cáncer.
Las mujeres deben estar atentas al cáncer de mama comprobado en sus madres y si lo han tenido deben cuidar con énfasis de sus mamas, sin descuidar lo demás que está sometido a su responsabilidad, sin olvidar que el principal responsable de la salud de los ciudadanos es el Estado. Esta premisa es ineludible y los miembros de la familia tienen el compromiso de apoyar a quienes tienen este antecedente y, en ausencia del núcleo familiar, su entorno más cercano debe cooperar
La segunda medida es el aprendizaje que toda mujer y hombre deben hacer sobre sus mamas. Todas las partes externas del cuerpo humano deberían ser conocidas a su leal saber y entender, entendiendo que hay puntos críticos como las glándulas y la piel con sus anexos. Sencillamente todo, sin olvidar la cavidad oral.
Cualquier anormalidad evidenciada en las mamas y otros sitios deben ser consultas de inmediato. Sin embargo, el sistema sanitario, la desidia, la automedicación y las terapias no científicas, se oponen.
Como en todo cáncer, conocer y controlar los factores de riesgo son vitales para evitarlo o llegar a un diagnóstico temprano y tratamiento oportuno, con el fin de preservar una vida con calidad.
Tener cáncer no es un castigo divino, es el precio de ser vivientes y por este camino ser personas. Pero es un azote si teniendo la oportunidad no ha tratado de evitar el cáncer.
Nota: Leer en páginas rosa.: Primero la vida, de la Liga Contra el Cáncer, seccional Caldas
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