La vida del ser humano está sometida a infinidad de riesgos, desde la misma concepción hasta la muerte. De ello son conscientes todas las personas que tengan uso de razón.
El riesgo de enfermar o morir se evidencia a través de la vida de las personas. Hay quienes se ufanan de no haberse enfermado, ello puede ser posible en cuanto no hayan sido detectados síntomas o signos indicadores de ello. Hay enfermedades silenciosas que en un determinado momento hacen explosión y conducen a determinar la clase y estado del padecimiento.
Una persona puede enfermarse por múltiples causas, en cualquier momento y tener simultáneamente varios procesos diferentes. A veces se relata por el o paciente, sus familiares, o por conocidos que hasta el día anterior o unas horas antes el paciente de ahora, estaba bien. Ello es normal dentro de las condiciones de la biología, íntimamente ligada al ser humano.
Cuando varios sufren un padecimiento similar, el problema individual se traslada al área epidemiológica, sin descuidar a las personas que necesitan de diagnóstico, terapia y rehabilitación. Los riesgos de las sociedades o de núcleos poblacionales hacen más complejo el manejo de la prevención.
No es posible que los 7.500 millones de habitantes actuales de la Tierra vivan en urnas para evitar los riesgos del mundo exterior, y aún si fuera posible, no hay manera de detener las lesiones de carácter genético aunque se puedan controlar los inductores externos.
Lo anterior es simplemente la refrendación de lo expresado a través de millones de frases que indican que vivir es un riesgo. Aceptar esta premisa sin tratar de evitarlos, es una conducta que no se compadece con la característica de los seres vivientes quienes buscan, conscientes o no, mantenerse vivos. La vida por la vida parece una aseveración rimbombante. No lo es, y es una posición lógica de quien vive.
A cada instante la ciencia va definiendo los riesgos a los cuales están sometidos los humanos. Aparecen nuevos y se ratifican viejos. Si se juntan todos, la existencia se complica, a veces más de lo que una persona puede tolerar sin que su mente se vea comprometida.
Con frecuencia, no siempre basados en la ciencia o en las experiencias debidamente analizadas y refrendadas, aparecen riesgos que no han sido comprobados y cuyo origen es tan diverso como las intenciones de quienes los divulgan. Si se hiciera caso a todo lo que se dice, sería imposible vivir con algún grado de tranquilidad o felicidad.
Hay diagnósticos de enfermedades que con solo enunciarlos, aún sin comprobarlos, causan terror entre quienes supuestamente tienen el proceso. Es el caso del cáncer, que no siempre equivale a muerte, y hoy menos que ayer y mañana menos que hoy.
El 4 de julio la prestigiosa revista médica The Lancet, Londres, en la edición de Oncología, publicó el documento preparado por la IARC, Agencia Internacional de Investigación en Cáncer, sobre la asociación entre trabajo nocturno y cáncer, tema del que se habla desde hace al menos 15 años. Este tipo de tumores están dentro de los relacionados con profesiones u oficios.
En ello está implicado el Ritmo Circadiano, vieja hipótesis comprobada que se hizo más evidente en la década de los años 1970, con las diferencias fisiológicas cuantificadas y derivadas de las etapas del sueño y la vigilia.
Al ritmo están sometidas todas las personas debido a las regulaciones, inclusive cerebrales, mediadas por substancias químicas como las hormonas. Hay que recordar la reciente expresión del Nobel Roger Kornberg: La vida es química, y se debe agregar: Con todas sus realidades y disensiones.
Como lo expresa el documento original, el trabajo de noche tiene probabilidad, y solo eso, de ser carcinógeno para tumores de mama, próstata, colon y recto. Hay que expresar que faltan muchos análisis para ser concluyente.
Las investigaciones sobre la causalidad del cáncer deben ser serias, por lo que son tributarias de rigurosos y comprobables estudios. Hay que apartar las hipótesis de la realidad y, a la verdad en biología se llega mediante la ciencia. No hay otro camino.
Nota: Manizales ciudad universitaria, un enclave inigualable.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015