José Wilder Mahecha Villalobos falleció accidentalmente en días pasados. Laboraba e irradiaba en la Liga contra el Cáncer, seccional Caldas. En un acto privado se hizo honor a su memoria. Se han seleccionado apartes de las palabras pronunciadas en medio de su familia, amigos y compañeros.
En la vida de las personas como José Wilder, los logros obtenidos por el estudio, las investigaciones y las experiencias laborales pasan a un segundo plano.
Ello es apenas el reflejo de la personalidad de José Wilder, quien con su condición humana llenó muchos espacios de muchas personas sin que lo exterior tuviera mayor impacto en sus relaciones humanas.
Pensar en José Wilder es entender los principios de los seres que dedicaron su vida a otros intereses, basados en el servicio y la elevación de su espíritu hacia espacios más allá de lo terrenal.
La figura de José Wilder se hizo indispensable en la Liga desde su primera vinculación a la Institución hasta su fallecimiento lamentado, injusto e inoportuno para con la familia, la Liga, sus amigos y sus compañeros.
La plenitud de la vida de José Wilder era una proverbial característica que lo distinguía de todos los demás.
Un hombre con una inmensa capacidad de comprensión y una lealtad a prueba para con su Institución. Nunca lo distrajeron condiciones comunes en otros seres humanos. Pensó siempre en hacer el bien a su leal saber y entender.
Fue un estudiante ejemplar en todas las áreas y se distinguió por el cumplimiento de sus compromisos y el apego a los principios que rigen la medicina, lo que lo llevó a ser tenido en cuenta como un médico en todo el sentido de la palabra, comportamiento fundamental para sus pacientes, sus profesores, sus colegas y sus compañeros de servicio.
José Wilder no era un vocinglero; por el contrario, era un hombre parco en extremo que solo utilizaba las palabras para lo más esencial, lo que daba la idea falsa de ser una persona hosca. Sin embargo, era un ser humano de una enorme vida interior que disfrutaba siempre de la música, la lectura, la naturaleza y, paradójicamente, de la conversación.
Se distinguió por su inclinación a la ciencia práctica y a la tecnología adecuada para el uso humano. Eliminaba todo aquello que no condujera al bienestar de los pacientes y de las personas que solicitaban su opinión y su apoyo.
En el sentido amplio era un profesor innato y ya comenzaba a dejar la estela de maestro, lo que muchos autentican como una realidad incuestionable.
Su apego a la Liga fue demostrado en muchas oportunidades, inclusive con su mismo sacrificio personal. Su sencillez inducia a los demás a hacer lo propio y a considerar como modelo a José Wilder.
Deja un inmenso vacío en la Liga imposible de reemplazar integralmente. Las voluntarias y los funcionarios aprendieron a convivir con él, a identificar su figura, a entender sus indicaciones y a comprender sus objetivos.
Como sucede con toda persona y más de las calidades de José Wilder, había temas y momentos en los cuales la identidad era absoluta porque lo asistía fundamentalmente la verdad, la sinceridad y el deseo de mejorar siempre. En otros espacios había discrepancias lógicas sin que hubiera la más mínima sombra de batalla ni de rencor ni de exaltación.
Finalmente, el consenso o la aceptación se imponían y se ejecutaban las acciones planeadas.
Al conocer la dignísima familia de José Wilder: doña Natividad y don José, se comprende fácilmente como ellos fueron artífices fundamentales en la construcción del comportamiento humano de José Wilder.
Un abrazo solidario a todos.
Julio 21 del 2021
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015