En la vida de los seres humanos por más sencilla sea hay facetas de su estar en el planeta que merecen ser conocidas para valorar integralmente sus obras. Todas las personas enseñan con sus virtudes o maldades, cualificadas objetiva o subjetivamente, o ambas según las circunstancias.
Entre todos los que han habitado el terruño, se destacan personas, públicas o discretas, de muy elevadas cualidades que hacen de ellas modelos. Todas, dejan estelas que a veces resultan muy difíciles de imitar y sus luminosidades encandilan.
La muerte del maestro Rafael Marulanda Villegas, es motivo de consternación pero a su vez otorga la oportunidad para volver a admirar su camino por el mundo de los vivos. Muchos son los aspectos, públicos y privados, que se deben encumbrar al analizar su devenir diario.
Otros destacarán, si ya no lo han hecho, su impacto como ciudadano; como amigo en la infancia, la adultez o la senectud; como estudiante de primaria y bachillerato; como discípulo de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional; como hijo, hermano, esposo, padre, suegro y abuelo; como funcionario en tantas y distintas actividades; como líder social; como político; como fundador; como asesor; en fin en todas aquellas esferas que contaron afortunadamente con su presencia, ideas, obras y evaluaciones.
Don Rafael, ejerció la medicina con distintivos personales que incidieron en la sociedad. Un médico en todo el sentido del significado de un discípulo de Hipócrates y de todos aquellos quienes lo precedieron y contribuyeron significativamente en la ciencia y el arte, inclusive de sus profesores de la Escuela de Medicina.
No puede aislarse su cualidad de médico del entorno, desde la ancestral Salamina hasta Manizales con sus sociedades y sus dirigentes, de toda clase incluyendo a los guías espirituales de la Iglesia Católica, en el cual desarrolló su labor. Como él lo reconoció en infinidad de ocasiones, procedía de un hogar humilde, lo cual le sirvió de templanza para recorrer con entereza el camino de su vida.
Ejerció como médico general con acciones proclives a la atención de los niños y en la capital de Caldas afloró su vocación de pediatra en todas sus dimensiones.
Para los estudiantes de medicina a partir de la mitad de la década de 1960, era proverbial verlo con su figura alta, delgada y vivos ojos, con su impecable blusa blanca, en los corredores del Hospital Infantil, del cual era su director. Saludaba a todos sus alumnos, aunque no los conociera personalmente, con una inclinación de cabeza o una sonrisa o una mirada cálida.
Inspiraba admiración y respeto dentro de una institución que albergaba el Departamento de Pediatría de la Universidad de Caldas sometido a una transformación por la presencia de Juvenal Gómez Gómez con sus teorías norteamericanas que dejaban de lado la medicina francesa a la cual eran devotos los médicos tradicionales del Hospital, incluyendo a Don Rafael, pero quien entendió gracias a su espíritu universal, los cambios de la ciencia e igualmente lo hizo en el naciente Banco de Sangre de la Cruz Roja.
Cuando le correspondía atender en la consulta externa, muchas veces en reemplazo del inolvidable Luis Enrique Gómez Ramos, o participar en los exámenes, lo hacía con delicadeza en el trato a los padres, mamás, al paciente infante y al estudiante. Todo era sencillo, fácil y acorde a la ciencia y arte tradicionales pero suficientes para la mejoría.
Don Rafael, irradiaba dignidad a raudales y era, como otros, cátedras abiertas de ética médica que se enseñaba con el ejemplo silencioso e irrenunciable.
En esa época ejercía la medicina privada con apego a los dictados de la pericia, diligencia y prudencia en grado sumo, a la cual acudían sus pacientes procedentes del norte de Caldas y de la misma Manizales con sus alrededores. Sus pacientes y familias lo veneraban, como a otros de la época.
No se encuentra actividad de Don Rafael que no haya tenido su impronta de hombre sabio, con ese pozo de la sabiduría que lo hacía un confidente y un amigo ideal.
Nota: Manizales es un patrimonio universitario.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015