A raíz de mi columna intitulada “No a la revocatoria en Villamaría”, me preguntan el porqué de su contenido, pues he defendido el voto como el mecanismo de expresión legítimo en la democracia. Y mi respuesta es que, analizando con detenimiento los logros obtenidos por la Administración, salir el 10 de septiembre a las votaciones revocatorias del alcalde Juan Alejandro Holguín, es prestarse a un juego macabro que acabaría por destruir al municipio. Porque quienes promueven la revocatoria necesitan conseguir un umbral de 8.958 votos (en cualquier sentido) para legitimar el mecanismo y, de ellos, 4.480 votos afirmativos para revocar al Alcalde. De no obtener ese umbral de 8.958 votos, la revocatoria quedaría fallida, independientemente del número de votos a favor. (De ahí que los amigos de la revocatoria insten a los ciudadanos a que salgan a votar, así sea en contra. ¡Ja!).
Luego, la mejor manera de oponerse a unas votaciones espurias, es la abstención, pues se les quita cualquier asomo de legitimidad a unos comicios fincados en los intereses personales. Adicionalmente, si se impone la abstención, y se llega a dar la compra de votos o se hace presente la corrupción electoral de cualquier tipo, los únicos perdedores serán quienes gasten sus dineros en esa compra o en esa corrupción. ¡Y bien merecido lo tendrán!
Pero, ¿por qué deslegitimar este evento? Porque está fundado en el odio, la venganza y la ausencia de poder de unos que han dominado a Villamaría durante años; y la ambición desmedida, la mezquindad y el oportunismo de otros que aspiran a pescar en río revuelto y apoderarse del municipio para desangrarlo presupuestal, política y burocráticamente. Ese es el verdadero origen del movimiento revocatorio, y lo que lo convierte en espurio y perverso.
Por otro lado, quienes están detrás de la revocatoria y se han empeñado en desprestigiar y destruir la imagen del Alcalde, lo hacen apelando solo al rumor y la desinformación. ¿Qué le han objetado? ¿Deshonestidad? ¡No! Por el contrario, se ha ganado serias enemistades por defender los escasos recursos municipales de las garras de quienes estaban acostumbrados a dilapidarlos para su propio beneficio. ¿Ineficiencia? ¡Tampoco! Es mucho lo que tiene para mostrar el Alcalde en obras de infraestructura, educación, gestión internacional, inversiones en el campo, seguridad, cultura, primera infancia, adolescencia, deporte, cobertura institucional, etc. ¿Incumplimiento del programa de gobierno? ¡Menos! Porque antes se ha excedido en su desarrollo a pesar de los ataques rastreros de sus enemigos que, en últimas, son los enemigos del pueblo.
Tal vez lo único que pueden argumentar con algo de verdad es el incremento en las tarifas de servicio de acueducto y alcantarillado. Pero ocultan con premeditación que ese incremento en la facturación de Aquamaná obedece a directrices nacionales que todas las empresas de servicios públicos están obligadas a acatar. No es pues por voluntad del Alcalde o el Gerente de la empresa que se incrementan las tarifas, sino por obligaciones inapelables derivadas del poder nacional. Y ocultan también que esta Administración recuperó la empresa que venía arrojando pérdidas sistemáticas durante los últimos años. ¡Y este es el mayor argumento para revocar al Alcalde!. Pobres.
¿Por qué no salir a votar entonces el 10 de septiembre en Villamaría? Por los orígenes perversos de la revocatoria; por utilizar costosísimos mecanismos democráticos como método de retaliación de unos pocos que sienten afectados sus bolsillos por las disposiciones administrativas que favorecen a toda la comunidad; porque detrás de la revocatoria existen personajes con un gran prontuario actuando en la clandestinidad; porque los argumentos esgrimidos para la revocatoria son falaces y están repletos de embustes, incriminaciones falsas y realidades distorsionadas; porque las intenciones de sus promotores están llenas de odios y venganzas; y porque salir a votar es servir de idiotas útiles a unos pocos que se quieren reacomodar en el poder para utilizarlo en su propio beneficio. Repito entonces: lo mejor es no salir a votar en la revocatoria y derrotar así a esa minoría que pretende apoderarse del poder y paralizar a Villamaría.
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