Cuando los europeos eran bárbaros, o al menos así los percibía la élite política del antiguo Egipto, quienes en contraposición reconocían en el conocimiento la base de su esplendor, se emprendió en Alejandría la construcción de la biblioteca más ambiciosa de la cual se tenga noticia. Reunir bajo un mismo techo la sabiduría de su tiempo, era una decisión que no tenía reversa.
Apasionante seguirle la pista a la consecución de los libros. Todos los confines del mundo, que a la sazón era plano, fueron auscultados hasta el último pliegue para satisfacer la sed de poesía y ciencia, literatura e historia, de la colosal estructura.
Corea del Sur, un país en los años 50 más pobre que Colombia y casi todos los de América Latina, devastado por una guerra civil que asoló de raíz la mayor parte de sus medios de producción, ostenta hoy una de las economías más sofisticadas del mundo. La decisión de acudir al conocimiento, mediante una educación de calidad, permitió que el país pasara de la pobreza a la abundancia en muy corto tiempo. Singapur con el PIB más elevado del planeta, resolvió sus altísimos niveles de pobreza por medio de una rigurosa política de información y conocimiento. Vietnam sufrió una sangrienta pesadilla de 20 años, 1955-1975, y sin embargo es hoy una de las economías más sobresalientes del globo, no en vano en 2010 invirtió en educación el 21% del PIB. (Colombia dedica el 4,1%)
Muchos han sido los intentos de hacer de Manizales un lugar del conocimiento (puede constatarse por ejemplo, visitando el periódico La Patria de 1927). Reconocer que ésta es de lejos, la vía civilizada para alcanzar el progreso, sigue costando encendidas discusiones entre quienes, siguiendo las indicaciones de su corifeo, cantan a una voz: “concreto, concreto, lo demás es puro cuento”, y los que comulgamos con la estrategia de hacer de la ciudad un Campus Universitario, hoy, columna vertebral de la visión del municipio y del Plan de Desarrollo que poco a poco ha ido conquistando el corazón de la gente.
Detengámonos por un momento, antes de continuar adelante, para preguntarnos por qué Manizales no cuenta con una excelente Biblioteca Pública, por qué tantos gerentes de empresa siempre se encuentran ocupados para pasar al teléfono, cuando de contribuir al Festival de Teatro o de la Imagen se trata, por qué en numerosas campañas políticas se promete un Museo de Arte y una vez en el poder, el elegido, entra en un estado preocupante de amnesia profunda.
La Universidad Nacional por solicitud de la Administración Municipal y como parte del plan de reactivación económica, está diseñando los proyectos que habrán de hacer realidad esta acertada visión del desarrollo y de contribuir con ellos a la transformación en la manera de vivir la ciudad. Una cualificación cultural que exige reordenar prioridades, vehículos versus peatones, fundamental para la educación que se requiere impartir. Espacios públicos para el ejercicio democrático, el encuentro, las representaciones de teatro, los conciertos de música, el debate; andenes, bulevares y alamedas, para una población que se moviliza a pie (60.209 m2), vías para los ciclistas (26.400 m2), plazas y parques (50.187 m2).
Una tarea que debe ser continua, como continua debe ser la creación de conocimiento a la par que la modelación de una ciudad que está llamada a ser Campus Universitario, capaz de albergar a los más de 450 mil ciudadanos que seremos los habitantes de ese territorio de inclusión y de saber.
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