El pasado 21 de noviembre inició un proceso de movilización social convocado por los sectores sindicales y estudiantiles que llamaron a paro nacional para rechazar las decisiones que el gobierno de Iván Duque ha tomado, especialmente en asuntos económicos, educativos, laborales y ambientales, y cuyo impacto negativo se siente, fundamentalmente en la vida cotidiana de los sectores menos favorecidos de nuestra sociedad. Sin embargo, la reacción de la ciudadanía ha desbordado las expectativas de los sectores convocantes y del gobierno. Tal vez nadie esperaba que ríos de gente salieran a marchar, y mucho menos que las manifestaciones se diversificaran y se prolongarán tantos días.
Como en otros momentos de nuestra historia, mucho se ha dicho y hecho para desacreditar la legitimidad de esta movilización social, desde nombrarla como parte de un complot internacional para derrocar al gobierno, hasta presentarla como una horda de vándalos criminales que deben ser aplacados a como dé lugar, incluso, usando estrategias propias de dictaduras militares como: la represión y el abuso del ESMAD, el uso del pánico y la manipulación mediática. Sin embargo, no han logrado contener la fuente de vitalidad y creatividad que este paro ha generado.
En las marchas, en las asambleas y foros populares, en las alboradas y en las mingas, en cada uno de los espacios que a lo largo y ancho de los territorios se han generado, la inmensa mayoría de quienes se han reunido han puesto de manifiesto que lo hacen pacíficamente desde el derecho a la protesta y usando los lenguajes de la música, la poesía, el teatro y los malabares. En los diferentes encuentros y manifestaciones de este paro, ha primado la alegría creadora, el desborde de ingeniosos argumentos para decirle al gobierno que, “estas son las generaciones que a lo único que le tienen miedo es a seguir tal cual como están”. Todas estas expresiones dan cuenta de unas generaciones que han construido maneras otras de comprender y hacer política, de construir y habitar lo público, lo común; de luchar, resistir y construir. Maneras que muestran una inmensa apatía a las formas institucionales y tradicionales de los partidos políticos y sus dirigencias patriarcales.
Esta es una movilización diversa y creativa, que no le pertenece a ningún partido político, es de las organizaciones sociales. Y una de sus mayores expresiones proviene de lo cotidiano, de una cacerola. Algunos le llaman el efecto cacerola, otros el sonido del despertar. Las cacerolas grandes y pequeñas, viejas o nuevas se han unido al unísono para denunciar el hastío, para gritar la rabia, pero, sobre todo, para cantar la esperanza. Desde las ventanas, en las puertas de las casas, dentro de las universidades, en las calles, e incluso, en centros comerciales, han hecho revivir y articular nuestras luchas. La cacerola nos ha unido, incluso, vecinos se han saludado por primera vez y se han reconocido por ella. En este paro, la cacerola se ha tornado en símbolo de resistencia; un sonido que lo atraviesa todo y que impulsa a seguir adelante porque ayuda a entender que no estamos solos en el reclamo.
Desde los movimientos estudiantiles y sindicales que convocaron inicialmente, hasta los colectivos ambientales, culturales, feministas y otros, que día a día se han incorporado al paro, están unidos en el clamor de la cacerola como una forma pacífica de rechazar las violencias, la corrupción, de la impunidad, el abuso de las élites políticas y económicas, la falta de recursos para educación y salud dignas, la venta descarada de las empresas públicas, la desigualdad creciente, la vulneración de derechos y la precarización de las condiciones de vida especialmente para mujeres indígenas, afrodescendientes y campesinas, para los niños y las niñas, para las personas con identidades sexuales disidentes, y en condiciones de discapacidad, entre otros.
El sonido de millones de cacerolas juntas nos recuerda que hay que luchar hasta que la dignidad sea nuestra más grande y hermosa costumbre y la mejor herencia para las generaciones que llegan.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015