Por años nos han vendido la imagen de Colombia, como un país rico y colmado de posibilidades; los asesores de imagen muestran café, minas de carbón, esmeraldas, plantaciones de banano y caña de azúcar, petróleo, explotaciones de oro legal, cultivos de flores, páramos y playas con toda su infraestructura hotelera, la riqueza en flora y fauna de nuestro territorio, las variadas colecciones de confecciones y marroquinería, llegando uno a creer que en verdad, esta es la muestra de la realidad nacional.
Ahora, cuando hemos tenido la oportunidad de presenciar las dantescas y macabras imágenes de la ola invernal y los devastadores efectos de los huracanes que tocaron las poblaciones de la Costa Atlántica, Chocó, Dabeiba y el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, vemos como estos fenómenos naturales desnudaron la extrema pobreza en la cual vive, la mayoría de nuestros hermanos colombianos. Cuando el reportero de un medio de comunicación penetra en un hogar para recibir el testimonio de sus moradores, las cámaras registran los elementos básicos que componen su menaje y es allí donde se evidencia la precariedad de sus componentes. Si a esto le sumamos las condiciones de habitabilidad de la construcción que sirve como morada, generalmente presenta un avanzado estado de deterioro. Es coincidente la queja por los deficitarios servicios públicos domiciliarios, especialmente el agua como elemento básico; los pozos sépticos remplazan los sistemas de alcantarillado y las fuentes de agua natural terminan como colectores de aguas negras. La energía eléctrica en Colombia está concentrada en las zonas urbanas y en los rurales, donde el desarrollo agropecuario la ha impulsado.
Según cifras de Andesco, la cobertura de internet actualmente es del 52% en la zona urbana y 7% en las rurales. De esto depende parte de la efectividad en la virtualidad utilizada en el sistema educativo, para contrarrestar los efectos de la pandemia. La conectividad vial sufre en general en todo el territorio nacional, por las características topográficas de las zonas que cruza. En valles y llanura con las inundaciones y desbordamiento de ríos; en la zona andina con derrumbes e inestabilidad de laderas. Pero merece comentario adicional, el efecto que causa en las vías terciarias, donde su avería afecta directamente el factor productivo de los campesinos y aísla a los habitantes rurales, de los centros de mercadeo o acopio.
Gran reto le asiste al Gobierno nacional, para enfrentar la crisis que deja a su paso el covid-19. Ahora, adicional, llega la ola invernal y la acción de los huracanes y tormentas tropicales; estos eventos mostraron la tragedia en que viven nuestros connacionales y destaparon la triste realidad de su existencia. Pudimos conocer el hábitat de quienes viven con la esperanza como factor de motivación, la tragedia de niños donde se les viola el derecho a ser y vivir como niños, ancianos a los cuales se les acabó la vida esperando los cambios que no llegaron y aquellos que de la noche a la mañana, lo perdieron todo. Este “todo” representado en un lecho, cobijas, poca ropa y escasos utensilios de cocina es su patrimonio.
Los pueblos muestran su grandeza en los momentos de crisis y dificultades. Es hora para enfilar esfuerzos, apoyar nuestro país, rodear al Gobierno Nacional y a sectores con competencia para sacar adelante este grave caos. No es el momento de aprovechar coyunturas como éstas, para sacar a relucir diferencias políticas. La solidaridad en este momento es con el país y la población damnificada. Por eso remar hacia un mismo objetivo, debe ser el propósito de todos y así poder superar la adversidad de muchos colombianos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015