La economía, la salud y lo social, son los pilares donde gravita la crisis generada por la actual pandemia. Sobre la salud, la incertidumbre crece por el incremento en las cifras de personas enfermas y fallecidas, el desconcierto en el mundo científico por los medicamentos apropiados para combatirla y la tardanza en la obtención de una vacuna que garantice la inmunidad al virus. Los expertos calculan el segundo semestre del próximo año, para estar conociendo los avances de las investigaciones que conduzcan a superar la crisis generada por la atroz covid 19. Mientras tanto, lo económico y lo social son otro gran reto; van de la mano y afectan todos los entornos globales. Algunos renglones de la economía se van reactivando y otros esperan con paciencia, la salida a enfrentar nuevos conceptos empresariales derivados de la parálisis y el confinamiento.
El transporte debe ser atendido con prioridad. El mundo está desconectado por la inactividad del sistema de transporte aéreo; la IATA calcula la reducción por la pandemia, en 7,7 millones de empleos solo en América y 504.000 millones de dólares en PIB. Se calcula además, una reducción del 57% en los ingresos de las compañías aéreas. Bogotá recibía antes de la pandemia, vuelos con 120.000 pasajeros por mes, los cuales exigían una demanda de 28.000 empleos para atender directa o indirectamente, sus diferentes peticiones. Otra cifra que ratifica esto, es que de 75 millones de pasajeros que transitan al año por el país, 30 millones utilizan las instalaciones del Aeropuerto Internacional El Dorado; es necesario reactivar el servicio doméstico aéreo, pues Colombia territorial es un Estado disperso, con una infraestructura vial deficiente y por su agreste topografía, las regiones pierden su expedita conectividad. Detrás del transporte vendrá la reactivación del turismo, la hotelería y el servicio de gastronomía, guardando las medidas extremas de bioseguridad.
Algo que llama la atención es la polarización entre el Estado y el sector educativo. Argumentan unos la necesidad de regresar a la normalidad académica; otros, fijan posiciones válidas demostrando como las condiciones de bioseguridad no están dadas y la cobertura en la implementación de la tecnología educativa virtual como alternativa es deficiente y además, de muy baja cobertura especialmente en la zona rural. La ausencia de estudiantes en las aulas, está produciendo una masiva deserción en los centros educativos; las raciones de la nutrición escolar como dieta de nivelación y complementación de muchos jóvenes y niños, empieza hacer mella en el estado físico de éstos. El deporte y las actividades lúdicas de los centros de enseñanza, los extraña el alumnado y empieza a afectar la convivencia doméstica. Estos nuevos sistemas que pretenden implementar, afectará la calidad de la educación y es un reto a superar, si queremos preparar las generaciones de la pos-pandemia de la covid 19, con la formación y los conocimientos necesarios para superar un mundo alterado, demandante de cambios estructurales en lo económico, ambiental y social. Hoy todo joven que se educa, debe conformar una legión preparada para abordar nuevos paradigmas como respuesta, a los resultados consecuencia del mundo de la pandemia. Sobre los errores cometidos, sobre las tumbas de sus mayores, sobre las cenizas, deben refundar una sociedad con valores y principios revaluados, ya que tuvieron la oportunidad de conocer personalmente, el verdadero significado de vivir y de ver morir; de la libertad y el confinamiento voluntario, el relativo valor del dinero y del prestigio, la lucha contra un enemigo invisible y la incapacidad de la ciencia ante la frágil lucha por la existencia. La confrontación entre la salud y la producción, ver como la diversión y el espectáculo cierran sus puertas, por no contar con el elemento esencial, el público asistente. Pudieron percibir que la adversidad colectiva no escoge, sino que golpea con alevosía a fuertes y débiles, ricos y pobres, comunidades de toda etnia, credo y orientación política. Por estos desajustes se deben iniciar con prontitud, los correctivos necesarios para no seguir incurriendo en equivocaciones lamentables.