Que una empresa cumpla cien años es de por sí una proeza, pero que al hacerlo exhiba la fortaleza y la capacidad de servir que presenta el diario “La Patria” es de un mérito que debe resaltarse y agradecerse. Es tan larga la historia, que la entrega por fascículos, con los que se buscó dar un resumen de sus logros, que, además de remembrar informa e instruye, resulta corta. Yo por ejemplo eché de menos apartados para la administración de justicia o el deporte aficionado, pero, claro, esos son los espacios en los yo me movía.
Un repaso personal a los cien años del diario “La Patria” constituye un agradable reencuentro con mi vida. En mi juventud en Riosucio, sin televisión era la constatación en imágenes del mundo exterior. Mucho después, ya mayor tomé la costumbre de guardar las páginas de los ejemplares del diario con noticias que tenían que ver conmigo o de las que yo participaba.
Cuando llegué a Manizales como Juez Cuarto Civil del Circuito, asumí también las funciones como vocal de la Liga Caldense de Baloncesto, de la que luego fui presidente. Cuando después me dieron un reconocimiento como dirigente del deporte, recibí con él la primera visita del diario que, luego se repitieron cuándo llegué como representante de las ligas a la junta de “Coldeportes”. Para la época el baloncesto tenía muchos practicantes y una fiel acogida por los manizaleños que siempre llenaban el Coliseo, no solo para los intercolegiados, sino en los torneos nacionales; paso por alto referirme a ellas para centrarme en una para mí, excepcional: “El Primer festival Nacional de Mini Básquet” realizado en Manizales por la Liga de Baloncesto que yo presidía allá por 1975. Llegaron 17 equipos masculinos y 16 femeninos. “La Patria” nos acompañó desde el desfile de niños y niñas por la Avenida Santander hasta el Coliseo y luego al final Carlos Ernesto Gonzales me hizo, para “La Patria”, un largo reportaje, que resumo: Contábamos con el apoyo de “Croydon” que cubrió la alimentación y entregó a cada participante un maletín con zapatillas, camiseta y medias y disponíamos de las canchas del INEM, la Universidad de Caldas y el Coliseo, pero el presupuesto no alcanzaba para alojar 350 personas, para cubrirlo acudimos a las “Hermanitas de los pobres” que habían desocupado el edificio que las albergaba y muy gentiles nos lo facilitaron para el hospedaje, pero, debía ser habilitado. De su limpieza se ocuparon los basquetbolistas afiliados a la liga (Iván Escobar, Mario Jiménez, Carlos Restrepo y Gabriel Salazar, nombres que tomo al vuelo, a sabiendas que son muchos más, incluidas chicas de las selecciones femeninas), algunos acompañados de sus madres. Pero no teníamos camas, todas las ligas colaboraron, el almacén departamental prestó los catres que tenía para la venta, pero faltando dos días para la inauguración, faltaban camas. Para la fecha yo era Juez Cuarto Civil del Circuito y mientras cavilaba si podíamos endeudarnos, o de qué factor del presupuesto podíamos deducirlo, llegó el secretario del Juzgado primero a pedirme que le recibiera las cuentas a un secuestre y yo le dije que lo hiciera seguir. Para concluir, lo atendí, le recibí las cuentas y le dije que yo también quería pedirle un favor. El auxiliar de la justicia era secuestre del Hotel “Las Colinas” y nos prestó treinta somieres. El festival fue un éxito, los niños tenían un canto que presidía todos los encuentros: “Puede ser que ganemos, puede ser que perdamos, pero estamos seguros que ganaremos una amistad”. Coldeportes Nacional nos hizo un reconocimiento, que era de muchos. Por desgracia no hubo segundo Festival Nacional. Mi carrera judicial avanzó, llegué al Tribunal Superior y encuentro el recuerdo de mi paso por esa entidad en los recortes de “La Patria” en cada una de las posesiones, porque para esa época teníamos período de cuatro años y, una muy notoria, cuando, como presidente del Tribunal posesioné como gobernador al Dr. Carlos Fernando Giraldo y en “La Patria” publicaron con encabezado en la primera página mi discurso, que a su vez trajo algunas felicitaciones que conservo, especialmente una de mi maestro en quinto de primaria. El periódico me acompañó en la presentación de dos de mis libros, el primero sobre procedimiento civil y el segundo, concluida mi carrera, titulado “Historia Judicial de Caldas”. Pido disculpas por lo personal del relato que, en realidad tiene por objeto señalar en mi persona, repetida en muchos más, la que seguramente es la más importante de las tareas del periódico: publicar y resaltar la presencia de los caldenses, de todos los municipios y de todas las actividades, públicas o privadas, que merezcan ser difundidas. Con mis felicitaciones al diario “La Patria”, vayan mis agradecimientos por el agradable momento que significó revivir el pasado a través de las imágenes de los recortes del periódico que conservo.
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