La situación económica mundial por la que estamos pasando ha sido turbulenta y ni los más renombrados economista de talla mundial nos han podido dar explicaciones claras.
Por un lado se dice que el causante de todos los males es el insigne presidente de EE.UU., quien con su alborotada pelamenta, su desfachatez, su grosería y su racismo atrevido, tienen al mundo al borde del colapso por sus desvergonzadas amenazas. Nosotros, los habitantes del tercer mundo, que tenemos desde hace años una relación de índole casi familiar con los amigos gringos, con quienes hemos convivido en las duras y las maduras, ahora sentimos con gran temor cuáles van a ser los próximos pasos de Trump, si logrará concretar sus deseos de llegar al extremo de construir enormes muros divisorios en los límites de su rica nación, para convertirnos así en verdaderos mendigos de su imperio, que en la historia nos había tratado, si no con guantes de seda, al menos con cierta consideración humanitaria que hasta el momento agradecemos.
Tendremos que guardar una prudente actitud frente a Trump, porque como decía el insigne político Laureano Gómez, en los tiempos de nuestras guerras civiles "Los hombres somos briznas de hierba en las manos de Dios", y con este personaje tan difícil de definir, que se cree dueño del mundo, no podemos arriesgarnos a enfrentarlo sin correr el riesgo de que económica o militarmente, nos haga pasar un mal momento.
Pero como nuestros males no vienen solos, nos siguen golpeando oleadas de infortunios que generalmente se convierten en males sin solución de continuidad, como las herencias malignas que sufrimos de manos de los violentos empeñados en acabar con nuestra efímera tranquilidad. El origen de esta tragedia es la invasión del cultivo de coca, convertido en fuente de sucia riqueza y al que a pesar de la guerra frontal con que se le ataca, los resultados no son favorables y por el contrario aumentan de manera desenfrenada.
Tenemos que admitir que esta guerra la llevamos perdida y la única forma de rebajar un poco su producción y consumo es con la utilización de químicos como el glifosato, cuyos efectos han sido suficientemente probados, y no dejarnos convencer por quienes se oponen a su uso.
Ojo pues, que el enemigo es poderoso y no es con aguas tibias como lo vamos a derrotar.
Nota: ¿Hace cuántos años se usa en Colombia el glifosato en toda clase de cultivos, y cuántas veces se lo ha culpado de daños graves a la salud? ¿No es mucho más peligrosa "la caspa del diablo”?
P. D.: No sé qué es peor, si pagar la declaración de renta, o hacer la declaración de renta.
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