El mundo vive una etapa de dolorosas tragedias naturales con que nos está castigando la madre Tierra por el menosprecio con la forma irresponsable como la hemos tratado. A pesar de las llamadas de atención que nos deberían haber hecho reaccionar en forma inmediata para evitar las lágrimas que hemos tenido que derramar, las cosas siguen de mal en peor. El pasado jueves se conmemoró un mes del último sismo en México que dejó cerca de 350 víctimas, cientos de edificaciones destruidas, gigantescas avenidas abiertas con tráfico interrumpido y, sobre todo, un gigantesco dolor ante la impotencia por la pérdida de lo que con tantos sacrificios habían logrado conseguir los habitantes de menores recursos, que hoy ven con desespero cómo volver a empezar de ceros.
Y sin dar mucha espera, se vinieron huracanes en La Florida azotando territorio de USA y Puerto Rico, el llamado María todavía tiene a sus habitantes recogiendo escombros y con carencia total de los más elementales medios de supervivencia, y sin agua ni electricidad. La Isla del Ensueño, como es conocida este bello pedazo de mundo, tiene un peculiar sistema de economía con un régimen político administrativo llamado Estado Libre Asociado, que mantiene una dependencia que les da ciertas comodidades en su forma de vida, pero, como lo estamos viendo en la actual reconstrucción de los desastres, no todo lo que brilla es oro, y esa dependencia de los Estados Unidos produce enfrentamientos que han atrasado las soluciones necesarias para salir rápidamente de los momentos trágicos.
En ambas situaciones se presentaron los mismos obstáculos políticos, con la diferencia de que en México los enfrentamientos fueron entre gobierno y gobernados, y en Puerto Rico fueron más graves, porque estos fueron entre el ególatra presidente Trump y parte de su bancada republicana, contra el partido demócrata que está decidido a no dejarlo terminar su mandato.
En Ciudad de México el mayor esfuerzo de recuperación corrió por cuenta de los mismos mexicanos que dieron al mundo una magnífica lección de solidaridad, arriesgando sus propias vidas para salvar a quienes yacían bajo los escombros.
Para recordar también que el fatídico 19 de septiembre de 1985, ocurrió el más devastador terremoto de la historia moderna de este país, y nadie sabía qué estaba pasando, porque parecía imposible que se pudiera repetir algo igual el mismo día con 32 años de diferencia.
La recuperación física de México ha marchado más eficientemente que la de Puerto Rico, pero la ayuda sicológica deberá ser suministrada durante mucho tiempo, ya que los subsuelos sobre los cuales está construido este monstruo de urbe no garantizan ninguna seguridad en caso de producirse otro movimiento de esa magnitud.
He querido recordar estas fechas, porque viví varios años en este bello país estudiando mi carrera en el Tecnológico de Monterrey, y entiendo el sentimiento de dolor con que recordarán estas aciagas fechas, y cómo tenemos que estar prevenidos, con todas las pilas puestas, ya que una catástrofe similar nos haría un daño terrible y de inmediato debemos pedir colaboración a quienes han pasado por esos dramas, para que con sus experiencias podamos menguar daños como los que hemos visto.
P.D.: En la vida conyugal el cariño llega cuando los cónyugues se tienen entre sí total antipatía.
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