En los últimos días se ha hablado mucho sobre el asbesto, un mineral que se ha usado mucho en el mundo y en nuestro país, y sobre el cual me quiero referir pues es un asunto de mucha importancia por los efectos que tiene sobre la salud de las personas, y por lo tanto es útil conocer la raíz de este problema.
Me atrevo a hablar de este mineral sin utilizar términos científicos, para que esté a la altura de la mayoría de lectores que tienen que convivir permanentemente con uno de los materiales más usados en la construcción desde hace cientos de años, viniendo a conocerse las consecuencias mortales de su utilización solo al final del siglo pasado. Dice la historia antigua que la túnica inconsútil de Jesucristo fue fabricada con esta fibra, lo que la hacía resistente al fuego y de duración casi perpetua.
Le doy un repaso superficial a este asunto, porque durante mi larga vida profesional trabajé en dos grandes fábricas cuya producción estaba dedicada a la elaboración de frenos para carros, tejas, paneles, tubos y tuberías fabricadas con cemento, asbesto y en menor cantidad con celulosa y últimamente con otras fibras artificiales.
La región del mundo donde se extrae el mayor volumen de asbesto es Sudáfrica, después están Canadá y Rusia. En Colombia tenemos una mina pequeña en la población de Campamento, en Antioquia, con buena calidad aunque de capacidad de producción reducida, y con el gravísimo problema que toda esa región estuvo en manos del Frente 34 de las tenebrosas Farc, que los sometieron durante años a un estado de zozobra y terror. Esto implica que la fibra que se extrae del mineral no pudo ser explotada técnicamente para disminuir su peligro. Ni los inversionista extranjeros se decidieron, como estaba planeado, a invertir sumas importantes para mejorar la vida de los habitantes que siempre esperaron épocas mejores para explotar los recursos con que los favoreció la naturaleza.
Tenemos que reconocer que al conocerse el peligro del asbesto se comenzaron a tomar medidas para su control, hasta llegar a lo que se acaba de decidir por el Gobierno Nacional, aprobado por el parlamento, prohibiendo totalmente su utilización, así se pierda una gran fuente de trabajo para muchos.
En América Latina un 80% de los techos de las edificaciones son fabricados con cubiertas y tejas de asbesto cemento. El cemento sirve como aglomerante, evitando que cuando se instalen las fibras sean llevadas por el viento.
Resalto que el asbesto no es considerado como cancerígeno del aparato digestivo del organismo, limitando sus eventuales daños al aparato respiratorio.
Hace muchos años se ha debido tomar esta determinación, pero nunca es tarde para corregir los errores, y no debe permitirse que una vez ordenada por la ley, se viole su prohibición, como sucede frecuentemente con otros productos.
Debemos repetir la frase del naturalista sueco Rosdstran: "Todos los productos de la naturaleza son benéficos, los daña el hombre con su mala utilización".
P.D.: Por supuesto, una rosa no está completa sin espinas. Igualmente, un programa de televisión no está completo sin comerciales.
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