Tenemos una situación grave en el país por la actitud vergonzosa con que cierta casta política está haciendo oposición, en momentos en que debería existir unanimidad alrededor de un gobierno que ha demostrado que además de ser capaz de mantener bien amarrados los pantalones frente a los despreciables violentos, también ha cumplido a cabalidad con su principal promesa, controlando la terrible corrupción heredada del pasado gobierno, y frenando con autoridad la despreciable mermelada, que nos ha hecho tanto daño como la proliferación de los cultivos de coca.
Estamos a pocas semanas de las elecciones de diputados, concejales, alcaldes y gobernadores, y el cotarro se ha encendido de una forma más agitada que la de épocas no muy lejanas. Parece que nuestros políticos no se han enterado, lo que genera profundo dolor de patria, de que ahora no son solo los facinerosos, sino, y con mayor intensidad, tanto habitante de la calle envuelto en la miseria, cuya vida menesterosa nos produce lástima.
Mucho se ha hablado sobre los emigrantes venezolanos, pues su tragedia crece como la espuma, y ya llegó hasta los más lejanos confines de Latinoamérica sin que se haya podido encontrar una solución para acabar con el dictador que está acabando con ese país.
Pero debemos volver a lo nuestro, para rechazar las actitudes bochornosas de los petros, los benedetis, los barrera y tantos otros que viven en función de atacar a aquellos políticos que han sabido mantener su moral por encima de los cantos de sirena.
Estos primeros comicios bajo el mandato del presidente Duque tienen ser ejemplo de claridad y pulcritud, pues estamos hastiados de la podredumbre que lamentablemente ha vuelto a aparecer.
En las listas de candidatos que ya tienen empapeladas las ciudades, podemos encontrar todo tipo de personajes y el enfrentamiento va a estar duro, al punto que los analistas no han podido llegar a acuerdos ni siquiera cercanos sobre a quienes apostarle para tratar de evitar la violencia histórica que nos acompaña.
En Manizales y Caldas no podemos dejarnos llevar por falsas promesas, a sabiendas que estamos en una encrucijada difícil, de la cual debemos salir escogiendo ciudadanos impolutos que pongan muy en alto el nombre de nuestra ciudad. Hay personas gran relieve y honradez entre estos aspirantes y es a ellas a quienes debemos apoyar.
P.D.: La velocidad del viento aumenta proporcionalmente a lo que te haya hacerte costado el peinado.
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