Durante los días que vienen se van a desarrollar múltiples acontecimientos, en distintas partes del país, y todos con motivos de la mayor importancia que nos obligan a quienes escribimos columnas a tratar de adivinar un poco sobre lo que pueda pasar, porque está todo tan revuelto en medio tal extremo de gravedad, que es mejor dejarse chiviar un poco a pretender convertirse en un promotor de malas noticias, como ave de mal agüero. A esta hora (viernes 12 m) tenemos una nube de incertidumbre revuelta con la expectativa de un concierto monumental, y, por supuesto, de la mayor emotividad.
Se espera que al inicio del espectáculo estén presentes cerca de 50.000 aficionados a la música, pero a medida que pasen las horas, el cálculo es de 300.000 espectadores. Contará con la participación de más de 30 cantantes y conjuntos musicales que han llegado de diferentes países, demostrando una solidaridad internacional como pocas veces se ve en el mundo de la farándula. El mensaje amenazante del dictador Maduro es que para el día de la entrega de la ayuda humanitaria, hoy, no dejará entrar a nadie a Venezuela, bajo la amenaza de enviarlo a la cárcel. Y para acabar de certificar su temperamento de troglodita, también ha ordenado soldar a las barandas del puente los contenedores que obstruyen el paso entre dos países.
Empieza un enfrentamiento que nos tiene con los pelos de punta, porque es mucho lo que está en juego, y lo último que podemos es dejar que nos quiten es la libertad. Bien por unión del mundo, y valor para enfrentar a los sátrapas que están matando de hambre y enfermedades a su sufrido pueblo. Ojalá no ocurran hechos tenebrosos y sangrientos, y Maduro recapacite antes de tomar medidas que hieran el alma de sus conciudadanos.
Una gran injusticia
En medio de esta oscuridad se ha conocido una comunicación de la Corte Suprema de USA en la que acepta la extradición de Andrés Felipe Arias. Ni soy amigo, ni tengo algún interés en su suerte, pero me parece que se está cometiendo una injusticia gigantesca contra este muchacho, comenzando porque la ley es muy clara al estipular que en caso de duda el acusado es inocente. Es increíble que en un país que tiene una justicia aparentemente más recta que la que tenemos en Colombia, no tenga en cuenta que su culpa no la han podido comprobar, aún después de pasado tanto tiempo. ¡En todas partes se cuecen habas!
Dejamos para después comentarios sobre la demolición del edificio Mónaco que perteneció al capo de capos, Pablo Escobar, con lo que se da una barrida final a un ícono de la mafia que manchaba una hermosa ciudad.
P.D. Cuando una mujer se rinde, es porque ha vencido.
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