El pasado 5 de mayo se dieron a conocer los resultados del Índice de Progreso Social de las ciudades de Colombia 2021 (IPS). El IPS aporta una mirada complementaria a las variables económicas del desarrollo, permitiendo revisar el resultado de las acciones y políticas de los gobiernos a través de indicadores sociales y ambientales.
El IPS cuenta con una estructura de tres dimensiones, cada una enfocada en medir un concepto esencial para el crecimiento inclusivo. La primera dimensión habla de las necesidades humanas básicas, evaluando las necesidades básicas como la nutrición, la asistencia médica, el agua, el saneamiento, la vivienda y la seguridad personal. La segunda dimensión se enfoca en los fundamentos de bienestar, encarándose de medir el acceso al conocimiento básico, a la información y las comunicaciones, el bienestar y la sustentabilidad del ecosistema. Por último, la tercera dimensión habla de las oportunidades y evalúa los derechos humanos, la libertad personal, la libre elección, la tolerancia, la inclusión y el acceso a la educación superior.
Pero, ¿por qué es tan importante medir el Índice de Progreso Social en un territorio? La respuesta quizás es más sencilla de lo que nos imaginábamos, pues este indicador complementa las mediciones del PIB per cápita, al capturar las 3 dimensiones mencionadas anteriormente, determinando la calidad de vida de las personas. El crecimiento económico de un territorio no es sinónimo de progreso social, ya que no siempre el desarrollo económico aporta de una manera directamente proporcional al desarrollo social. Una ciudad no genera progreso si no satisface las necesidades básicas de sus ciudadanos, si no genera las condiciones óptimas para mejorar su calidad de vida, si no protege su medio ambiente y si no ofrece oportunidades bajo un enfoque de equidad.
Desde una perspectiva general, el IPS encontró que, en las 15 ciudades estudiadas en Colombia, el Progreso Social no depende necesariamente del crecimiento de su PIB. Así mismo, 14 de las 15 ciudades han alcanzado niveles de progreso social significativos, permitiéndoles centrar la atención en otros estadios de desarrollo más allá de la atención de las necesidades básicas.
En esta versión del Índice, Manizales continúa liderando los resultados con 77,49 puntos sobre 100, lo que significa que es la ciudad con más desarrollo e incidencia de progreso social del país. Le sigue Medellín con 70,49 y Montería con 70,47. Manizales presenta el mayor puntaje en todos los años estudiados, siendo la única ciudad de Colombia que se ubica en nivel de progreso social alto. Por quinto año consecutivo, Manizales es la única ciudad el país con un puntaje superior a 75 puntos.
Entre los aspectos que se deben mantener en Manizales se encuentran las excelentes condiciones de los servicios públicos, el bajo déficit y la alta satisfacción con la vivienda, el acceso de los ciudadanos a la información y las comunicaciones y el respeto por las normas básicas de convivencia ciudadana. Por otro lado, entre los aspectos por mejorar se encuentran: el aumento de la participación ciudadana, la mejora en la satisfacción de la oferta cultural y recreativa, el respeto por la diversidad y las tasas de mortalidad por desnutrición y por enfermedades infecciosas.
En conclusión, esta quinta versión del IPS de Ciudades muestra el panorama de Colombia previo al impacto de la pandemia de Covid-19 a nivel socioeconómico. Los resultados proporcionan insumos valiosos para los tomadores de decisiones y los diferentes gobiernos regionales del país, ya que no solo identifican los retos que enfrentan las ciudades, sino que permiten hacer un diagnóstico puntual de las necesidades particulares de cada una. En cuanto a Manizales, si bien es la única ciudad de Colombia que se encuentra en un nivel alto de progreso social, el IPS permite identificar los vacíos en los que se deben enfocar los esfuerzos para mejorar las condiciones de calidad de vida de la población. No por estar en un nivel alto significa que todas las variables se encuentran cubiertas, y que, por el contrario, se debe trabajar en mejorar las condiciones de salud y bienestar, el acceso a educación básica y en priorizar las alternativas de transporte sostenible. En cualquier caso, la primera acción fundamental a tomar sería el fomento de una política pública incluyente e integral, que le apueste al mejoramiento de las 3 dimensiones de progreso social aquí mencionadas.
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