A propósito del sueño colectivo de los gobernantes de los municipios de Manizales, Villamaría, Neira, Chinchiná, Palestina que buscan que se materialice una idea de la que se viene hablando hace poco más de tres décadas: el Área Metropolitana Centro-Sur de Caldas, y con el apoyo del gobernador Luis Carlos Velásquez, propósito que bien vale la pena apoyar, quiero exponer lo que siguiente. Y lo hago pensando en que los ciudadanos tenemos derecho a la ciudad con miras a lograr una mejor calidad de vida.
Entiendo que fue el sociólogo, filósofo y geógrafo francés Henri Lefebre quien comenzó a hablar del derecho a la ciudad, a finales de la década del 60. Decía que este derecho conlleva la necesidad de democratizar a la sociedad y a la gestión urbana en la medida en que es indispensable que los ciudadanos participen en la toma de decisiones. Y esta participación es el resultado de las muy sentidas demandas por acceso al suelo, a la vivienda y a los servicios, entre otras. Los movimientos sociales y los compromisos adquiridos por arquitectos, urbanistas, trabajadores sociales, psicólogos, juristas, antropólogos, al igual que la presencia muy activa de las iglesias, a los que se sumaron grandes y rigurosos debates académicos, se han traducido en propuestas de políticas públicas y en programas que pretendían articular el ordenamiento territorial con la consecución de una vida digna y más justa.
Por eso, que se concrete el Área Metropolitana Centro-Sur de Caldas es, como yo lo veo, una muy oportuna y seguramente eficaz estrategia para comenzar a acabar con la cada vez creciente desigualdad y violencias que sufren cientos de ciudadanos en este país, producto de propuestas que ponen las ganancias y los cálculos económicos, por encima de los intereses de los ciudadanos, de su bien-estar, dignidad y respeto por una vida más digna, sin dejar de mencionar las obligaciones que tenemos con la naturaleza misma.
No tiene ningún sentido que sigamos con estas lógicas de desarrollo que no consideran que el acento del mismo debe ponerse en los seres humanos. Es fundamental acabar con la segregación espacial de los grupos sociales, mejorar la infraestructura, procurar políticas públicas de vivienda, de salud, de educación. Si estas desigualdades perviven cabe preguntarnos ¿qué clase de ciudadanos y qué clase de democracia estamos produciendo en estas ciudades que han estado separadas y aisladas, incluso y aún compartiendo un mismo territorio?
Sí creo que el Área Metropolitana tiene un muy claro fundamento estratégico que nos permite entender, en el más amplio sentido, el derecho que tenemos, todos, a la ciudad y al campo. Es fundamental avanzar hacia asentamientos humanos más justos y dignos. Los ciudadanos del departamento de Caldas, tienen el derecho de poder estar en condiciones de poder disfrutar y realizar las libertades necesarias y ejercer sus derechos económicos, culturales, civiles y políticos, por medio de la construcción de condiciones para el bien-estar individual y colectivo.
Lo que veo es a un grupo de gobernantes que están dispuestos a definir los marcos legales y las medidas administrativas y jurídicas suficientes para respetar, proteger y garantizar los derechos de los ciudadanos caldenses, considerando la asignación del máximo aprovechamiento de los recursos disponibles y cerrarle el paso a la regresividad.
Por mi parte, quiero una ciudad y un territorio en el que se priorice el interés público definido de manera colectiva, y en donde se garantice el uso justo y ambientalmente equilibrado del territorio.
Quiero ser el primer ciudadano en votar Sí por la propuesta.
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