Algo admirable de la secular sabiduría oriental es lo que nos enseñan para meditar y ser conscientes.
Hay muchas formas de meditar y no tiene nada que ver con técnicas sofisticadas, reglas o posturas determinadas.
Puedes meditar sentado o recostado, incluso de pie o caminando, en silencio o escuchando música suave.
Se medita con imágenes agradables o sin ellas, pensando en un texto sagrado o en nada en absoluto.
No hace falta poner la mente en blanco ya que es mejor enfocarla al visualizar algo bello, placentero o positivo.
Lo ideal es cultivar una atención plena, estar consciente y en paz, con el cuerpo en relax y en sintonía con Dios.
En Asia muchos meditan una hora o dos en el día y eso les regala calma interior y un estado emocional tranquilo.
Date tú el regalo de iniciar con unos 30 minutos diarios. Te ayuda una música relajante de Deuter o Mike Rowland.
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