Hoy quiero darme un gran regalo: decido asombrarme con mi maravilloso cuerpo y agradecer su invaluable y constante servicio.
Gracias en primer lugar a ti piel que me cubres, me proteges y me permites tener tantas buenas sensaciones.
Gracias a mis pies con sus dedos, su planta y sus tobillos tan flexibles para mis giros y mis movimientos.
Gracias piernas, rodillas, muslos y cadera, sin ustedes ¿cómo podría desplazarme, inclinarme, danzar, caminar o correr?
Gracias genitales hermosos y valiosos dadores de vida y placer, gracias vientre con el intestino, los riñones, el hígado y otros maravillosos órganos.
Ah, hoy mi espíritu se regocija hermano cuerpo por morar en ti y siente gratitud por todos tus sistemas prodigiosos:
Muscular, óseo, endocrino, nervioso, simpático, parasimpático, circulatorio, respiratorio, digestivo. Gracias, gracias, gracias mil.
Gracias corazón que lates unas 42 mil veces por hora y eres símbolo precioso del amor que soy y que quiero irradiar hoy y siempre.
Gracias espalda, no te usaré más como una maleta para cargar lo decido soltar. Gracias cerebro sin igual. Gracias por cada poro, glóbulo o cabello. Amo mi cuerpo, Padre Amado.
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