Hay pequeñas acciones que te animan, alejan el estrés y te permiten estar mejor. Lo importante es que las hagas:
Toma una caminata a modo de descanso, dedica cinco minutos a meditar o llama a tus seres amados.
Escucha buena música un buen rato, contempla la belleza de la naturaleza, lee algo inspirador, haz un poco de aeróbicos.
Estas y otras dinámicas son una buena estrategia para darles a tu cuerpo y a tu mente un descanso y no llegar al clímax de la fatiga.
En su momento, una situación difícil parece no tener fin, pero todo se ilumina si cambias tu actitud y tienes resiliencia.
Es la capacidad de afrontar y superar los obstáculos con reciedumbre, con decisión, entusiasmo, fe y paciencia.
Nunca te das por derrotado si de verdad Dios es para ti una presencia amorosa y no un ser frío y lejano o que inspira temor.
Sé más espiritual y ni siquiera estar en un campo de concentración te hundirá como lo mostró el siquiatra Víctor Frankl en la Segunda Guerra Mundial. Lee su libro El hombre en busca de sentido.
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