Por llamar amor a lo que no lo es o por descuidar su relación son bastantes las parejas que siguen unidas sin amarse o se separan.
Parejas que afirman con dolor: "Tuvimos una vida de cuento de hadas, pero ahora es una enfermiza tragedia de Shakespeare".
Si el humano dedicara al arte de amar las energías que gasta en atesorar, consumir o estar ante a un aparato tecnológico, lamentaría pocas rupturas.
Pero el tener lo seduce, el ser pasa a un segundo plano y escasas veces amar o querer es su prioridad a no ser que esté enamorado.
Los esposos deberían seguir siendo novios para conquistarse cada día y ser detallistas, afectuosos y comprensivos sin el óxido de la rutina.
A muchos les sucede que por entregarse a los hijos dejan de ser buenos esposos y no sacan tiempo y ganas para cuidar su amor.
Esto ya lo conocías, pero ¿qué distancia hay de saber a practicar? Sabio no es el que sabe, sabio es el que practica o aplica.
De lo que más se culpan los moribundos es de no haber amado, de no haber valorado a sus seres queridos. ¿Por qué esperar a la muerte para apreciarlo?
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