Muchas personas espirituales afirman que no hay coincidencias ni accidentes, hay diosidencias y aprendizajes.
Jung también hablaba de sincronicidad y seguramente lo has comprobado en tu vida en hechos como éste: En el instante que estás pensando en alguien, esa persona te llama, o más tarde dice que a esa hora estaba en peligro.
La verdad es que todo tiene un sentido y sucede en su momento justo, ni antes, ni después.
Evoquemos, por ejemplo, al radioperador del barco Carpathia que navega a 58 millas del Titanic.
Ya ha terminado su turno, pero siente que debe quedarse más tiempo y entonces recibe un SOS que salva 700 vidas.
¿Es casual? No, y tampoco lo es un naufragio que cambia normas internacionales para evitar más desastres. Todo está en un plan divino, aunque algunos lo duden.
Todo el universo se confabula para ayudarte cuando te enamoras de una misión. Todo sucede para el bien.
@gonzalogallog
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