El cardenal Rubén Salazar ha afirmado: ‘Ojalá que esta vez Colombia sí escuche al Papa’. Él no se incluye ahí, que escuchen los demás.
Debería haber dicho: “Ojalá que esta vez todos en Colombia sí escuchemos al Papa”. Y es que no nota que así se haya hecho antes.
No se ha escuchado o seguido ni a este papa ni a los otros dos que han visitado a Colombia: Paulo VI en 1968 y Juan Pablo II en 1986.
Lo habrán hecho las personas humildes, pero no los dirigentes, los potentados, los corruptos, ni los delincuentes e inconscientes y, por eso, ya vemos como estamos.
Basta releer hoy lo que ellos dijeron para darse cuenta de que sus visitas llenaron los escenarios pero no cambiaron los corazones de los que más se esperaba.
Con el papa acá, serán precisamente los poderosos y en altos cargos los que más estarán a su lado sin creer o aplicar ni un ápice de lo que diga.
Ahí estarán muy orondos en sitio o asiento VIP mientras el pueblo lo ve a la distancia, se emociona y, ese sí, ojalá escuche y ponga en práctica sus lecciones.
En sus discursos tendremos los colombianos luces y sabiduría. ¿Los eventos papales serán transformantes o solo emocionantes? Ojalá sea lo primero.
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