Imagina que te ofrecen un trabajo magnífico en el que ganarás mucho dinero y te reúnes con quien será tu jefe. Mientras habla y describe el cargo, sientes algo en el estómago, como una contracción, pero no entiendes por qué tienes esa sensación incómoda. Tu amígdala sí lo sabe. Esta estructura que está en el cerebro detectó algo en la inflexión de la voz, los gestos y la energía de ese ser. En la forma en que esa persona estaba haciendo los planteamientos, captó que algo no fluye del mejor modo. La amígdala hizo una asociación con una experiencia en la que te defraudaron y te está lanzando una advertencia: ¡Cuidado! Ahí hay una incoherencia aunque no la puedas explicar conscientemente, pero tu cuerpo te habla. Se llama amígdala a un par de pequeñas estructuras con forma de almendra, situadas en ambas partes del lóbulo temporal. Hay gente que puede llegar a ser más sensible que otra a una experiencia, pero con práctica tú logras escuchar tu ser.
@gonzalogallog
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