Un curioso y sabio refrán africano dice que la pequeña avispa termina por incomodar al Rey León.
Y una historia de los indios embera cuenta que los insectos y las fieras del bosque se tranzaron en combate.
Muy pronto los diminutos animales con sus aguijones y su mayoría habían puesto en estampida a las grandes fieras.
En ambos casos se nos dice que lo pequeño nunca es despreciable y que un ser no vale por su tamaño.
Eso mismo enseñan los sabios, pero ¿acaso captan ese mensaje los seres muy soberbios y poco espirituales?
Si acudimos a la Biblia esa sabiduría está clara en la historia del pequeño David y el gigante Goliath. 1 Samuel 17.
Todo marcha mejor cuando valoramos lo pequeño y evitamos juzgar apoyados en las apariencias.
Los detalles positivos enamoran y alegran la vida, los detalles negativos le quitan brillo y la destrozan.
@gonzalogallog
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