El río de los conflictos cambia su curso cuando decides no culpar a los demás en cuanto a tus relaciones.
En lugar de culparlos eliges examinar tu propia conducta y hacer cambios necesarios en tu interior.
Al mismo tiempo decides ponerte en su lugar para poder entender por qué actúan de determinada manera.
Es una sabia elección que borra los juicios despiadados y te permite crecer en compasión y comprensión.
Culpando no sólo no arreglas nada sino que te envenenas y echas leña en la hoguera de la intolerancia.
La vida ya te habrá demostrado que cuando tú haces cambios positivos todo se transforma,
Aunque suene extraño cada persona hace lo mejor que puede con sus dones y sus limitantes.
Tu papel no es erigirte en juez de los otros, es comprender, perdonar y, en casos graves, poner límites.
@gonzalogallog
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