Cuando oro y viajo al interior, gano paz, me vacuno contra absurdas exigencias e inútiles pretensiones.
Deseo solo aquello que necesito, trato a los demás con bondad y soy un faro de potente luz.
Vivo en armonía porque no relego a un rincón mis valores y me guío siempre por buenos principios. Elijo confiar en ti, Señor, y mi barco capotea los escollos.
Unido a ti, Dios de mi corazón, soy fuerte contra las insidias del mal y sé distinguir lo esencial de lo que es aparente y baladí.
¿Hay algo más valioso que gozar de paz interior? Sé que no y, por eso, amo y hay coherencia entre lo que hago y lo que pienso.
Cada día le abro más espacio a lo espiritual y soy generoso al compartir y magnánimo al perdonar.
Mi meta es perfeccionarme, mi alegría nace de servir, y mis deseos ponen a raya la ambición desmedida.
En suma, sé que acá estoy de paso y disfruto esa libertad que gozan los que viven unidos a ti Dios, mi Creador.
@gonzalogallog
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