Ora con fe: “Dios mío, me das el inmenso regalo de la aceptación serena, activa y amorosa”. Activa porque haces lo que puedes.
Aceptación es asumir en paz la realidad tal como es. En la aceptación no hay espacio para las quejas.
No es pasividad ni indiferencia ya que, cuando aceptas algo, también cambias lo que puedes cambiar.
Dios te da sabiduría para discernir qué puedes mejorar y qué te conviene acoger así como es.
Solo llegas a la aceptación cuando estás de verdad con Dios y tienes una consciencia despierta.
Entonces vas más allá de lo aparente y ves aprendizajes donde otros solo ven problemas o una prueba como una pesadilla.
Brilla una nueva luz cuando eres rico en aceptación, cuando fluyes en el amor con un alma sosegada.
Aprende de seres que, aún en medio del dolor, permanecen tranquilos y conservan la fe. Mira un video de Bárbara Guerra.
@gonzalogallog
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