La sabiduría china suele ser bastante práctica: “Si el mal tiene solución, ¿por qué te preocupas? Si no la tiene, ¿por qué te preocupas?
Sensato porque preocuparse siempre baja el ánimo, desgasta energía vital e impide actuar del mejor modo.
Dicen que, en lugar de preocuparse, hay que ocuparse con actitud positiva, confianza, entusiasmo, decisión y pasión.
Ante lo que se llama “malo” la buena respuesta incluye estas actitudes: amor, aceptación, fe, resiliencia, buena energía.
También un buen control de la mente, buen manejo de las emociones y, ojalá, un diario cultivo espiritual.
Es lo que se ve en personas que afrontan lo peor con alientos y decisión como millares de limitados físicos.
El sabio físico británico Stephen Hawking fue uno de ellos. Incluso hacía humor totalmente paralizado.
Y lo mismo se puede decir del siqiuiatra vienés Víctor Frankl que superó los horrores de un campo de concentración nazi.
@gonzalogallog
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