Estaba cantado, Duque debía lucirse en su cuatrienio o entregaría el poder al castro-chavismo que tanto pregonó el partido CD. Todo lo tuvo aquel para triunfar: gran jefe, Congreso, respaldo, asesores, lujos; pero le pudo su actitud ilusa, arrogante, eufemista y mediática, además de su corta visión holística y reducida pericia; “le quedaron enormes los zapatos”.
Deja un astronómico déficit fiscal de 90 o más billones producto del errático e inoportuno cierre de la economía (marzo 2020), del vergonzoso derroche y desbordada mermelada (manjar de algunos expresidentes). Tres reformas tributarias ineficaces, cuasi-incendió el país con la última; reformas que afectaron al sector real pero acrecieron los subsidios asistencialistas que calman el hambre a muchos pero no generan empleo ni productividad.
Alto desempleo, alta informalidad laboral (50% de PEA), la pobreza general del cuatrienio pasó del 34% al 40% y la pobreza extrema del 8% al 10%. El 39% de la población subsiste con menos de 89 dólares al mes y perciben 2 comidas diarias, el 10% percibe solo 1 comida diaria.
Deja una peligrosa deuda externa (60% del PIB) en riesgo de default (impago), déficit comercial de USD 6.500 millones, lánguida política cambiaría (devaluación 53% del cuatrienio). La economía se recupera no por efecto Duque sino por efecto rebote mundial de pos-pandemia, y que derivó hoy inflación y altas tasas de interés. Duque protegió siempre la banca y sus ganancias, pero desprotegió el agro y cohonestó la importación de alimentos en detrimento de productores; el único cultivo que se expandió fue la coca (230 mil hectáreas) y consigo la deforestación.
Secundó el sector minas, energía, petróleo y gas. Apoyó el sector vivienda; pero se rajó en infraestructura por retroceso en vías férreas, mínima navegación fluvial a escala, promesas incumplidas con aeropuertos (Bayunca, Cartagena, San Andrés, Aerocafé); dinamizó redes 4G pero toleró contratistas viales desordenados y que semi-bloquean el tránsito vehicular (en otros países construyen bypass); entregó las mejores vías a un grupúsculo de cuervos que exprimen con peajes por doquier (bellas casetas de cobro cada 40 kms en algunas rutas), un aberrante maltrato al sector transporte. En este cuatrienio se disparó la criminalidad, corrupción, politiquería y socavación institucional. Deja Duque maltrecho el país, lo reversó 15 años y se “lució” finalmente entregando el poder al Petrismo haciendo “pucheros”.
El nuevo gobierno emite mensajes acalorados en temas energéticos, agrarios, salud, pensiones, fuerzas militares, impuestos, etc; mensajes que afectan los mercados y la inversión interna y externa. Vendría una reforma agraria con altos “impuestos verdes” y “democratización de la propiedad rural”. Una reforma fiscal para levantar 50 billones; pésimo arranque, pues el híper déficit fiscal no se alivia con más reformas, pero gobernando sí con austeridad y rectitud (inusual en nuestro país político). Recordemos que la carga fiscal recae 20% en las personas naturales y 80% en las empresas, quienes generan alto empleo pero acumulan una tasa impositiva del 72%.
Cambios en la canasta energética, impulso a las energías limpias, “minería no extractiva”, ojalá no pateen la vasta inversión petrolera ni a Ecopetrol (su mejor momento económico), pues encarecen los combustible, ahondan el nocivo déficit fiscal y aúpan el oneroso dólar, que ya indujo inflación de costos.
A propósito, urge dolarizar gradualmente la economía (lo propuse a dic 13/19), marchitar consigo el banco de la República y auspiciar una banca privada que compita con reducido spread y menores tasas de colocación crediticia a fin de avivar la inversión y el consumo agregado.
Nuevo gobierno debe fortalecer el sector vivienda y reducir el déficit habitacional de 5 millones de unidades (80% VIS); reducir el IVA al 10; fijar arancel cero para importar muchos insumos y bienes de capital, cuyo costo se elevó dramáticamente; mejorar la infraestructura; peajes viales distantes solo en autopistas de 4 carriles; mimar el sector educativo, minas y petróleos; cimentar una paz sensata y duradera; construir confianza comercial y financiera con el mundo. Pero sea cual fuere su plan y equipo de gobierno, su mayor reto será atacar la trinca: politiquería, mermelada y corrupción; caso contrario, ese cáncer seguirá destruyendo el país social, fiscal y económico.
Algunas naciones latinas optaron por gobiernos de izquierda, donde prima la pérdida de libertades, afrentas a la propiedad privada, retroceso económico, hambre y gran pobreza; países donde “viven muy sabroso”. Reina aquí la incertidumbre, seguiremos viviendo tiempos difíciles. Ojalá el país prospere. Ideal surjan voces de oposición constructiva e inteligente.
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