La Corte Constitucional acaba de declarar inconstitucional la propuesta de reforma que pretendía implementar la pena de prisión perpetua para violadores de niños. Dicha decisión era absolutamente predecible, en el contexto de las normas nacionales e internacionales de protección a los derechos humanos y para quienes en actitud responsable se toman en serio el estudio de los derechos y principios fundamentales contenidos en la misma Constitución como la “dignidad humana”. Los jueces no pueden ser tildados como “los malos del paseo” cuando el presidente Duque y el Congreso de la República, con contadas excepciones, optan por fortalecer la ignorancia ciudadana a través de lo que suele llamarse “populismo punitivo” haciéndole creer a la gente que con mayores penas disminuyen los delitos.
Ninguna Universidad seria en Colombia respalda tamaño argumento, pero así es el Congreso, desconectado de la ciencia y de la academia, siendo uno de los principales responsables del atraso ideológico, social y económico del país. Creer que con penas perpetuas se defienden a los niños o a la Familia es típico de sociedades deficitarias en derechos como la colombiana. El artículo 42 de la Constitución establece de manera expresa que “la familia es el núcleo fundamental de la sociedad”. Sin embargo, a la hora de mirar que tanto importa la formación y la investigación en materia de Familia en Colombia, el panorama es simplemente desolador:  al revisar el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES) del Ministerio de Educación Nacional, se observa que existen en Colombia 26.956 programas de pre y posgrado. De dichos programas, solo 161 (0,60%) están dedicados a la familia, pero de estos, solo 89 están activos, lo que equivale a un 0,33% de programas de pregrado y posgrado ofertados en Colombia en materia de familia.
A nivel de pregrado, solo existen dos programas de desarrollo familiar en todo el país, uno presencial y el único con acreditación de alta calidad de la Universidad de Caldas en Manizales, y otro con registro calificado y a distancia en la Universidad Católica Luis Amigó en Medellín. A nivel de posgrados, la ciudad y la región a través de la misma Universidad de Caldas ofrece toda la línea de formación posgradual con una Especialización en Legislación de Familia y del Menor; una especialización en Intervención en Relaciones Familiares; una maestría en Intervención en Relaciones Familiares; una maestría en Estudios de Familia y Desarrollo y un doctorado en Estudios de Familia. En total, en Manizales se ofrecen seis programas en torno al estudio del núcleo fundamental de la sociedad. En contraste, el artículo 333 de la Constitución Política de Colombia establece que la Empresa es la base del desarrollo y al revisar el SNIES e identificar la oferta de pregrados y posgrados en dicha materia, el listado es tan extenso que no alcanzaría el espacio de esta columna, pero al menos todas las universidades públicas o privadas ofertan uno o más programas de pregrado y posgrado dedicados a explicar cómo se genera riqueza.
Entiendo la fuerte tendencia del sistema productivo y educativo hacia el desarrollo, como instrumento de lucha contra la pobreza; pero la desatención hacia el fortalecimiento de la sociedad y su núcleo fundamental como lo es la familia, sí deja graves preocupaciones.  
Como ciudadano me llena de orgullo saber que en Manizales y en la Universidad de Caldas se encuentra el principal centro de formación e investigación sobre la familia en Colombia, hecho que desde esta humilde columna merece mi más profundo reconocimiento y que espero sea replicado por quienes creemos que sí es posible tener esperanza de una mejor sociedad.