De niño escuchaba a mis padres tarariar exitosas canciones argentinas, muchas de ellas contenidas en discos de 78 rpm, los cuales aún conservo intactos. Recuerdo muy especialmente cuando mi papá quería darle de regalo a mi mamá un disco. Recorrió las tiendas del centro de Manizales preguntando por la canción “Todo penumbra” sin lograr resultados positivos. Al llegar a la casa dijo “esa canción no la conocen” a lo cual mi mamá replicó diciendo ¡cómo que no conocen el tango “todo te nombra” de Ernesto Famá y la Orquesta de Francisco Canaro!
Durante mi infancia, en Ondas del Otún y en la época de ferias, era común irnos “para toros” con mis hermanos y primos junto con “marquitos” un tapicero que tenía una discapacidad que sólo le permitía caminar sobre las rodillas. El plan consistía en sentarnos alrededor de la plaza de toros y radio en mano escuchar la corrida esperando, eso sí, la salida de la afición para posteriormente unirnos a ese río humano que peregrinaba a lo largo de la carrera 23 comiendo mazorca hasta retornar nuevamente a la casa.
Ya en el colegio San Pio X, y gracias al entusiasmo del profesor de español Carlos Hugo González, hincha a morir del Deportivo Pereira, me vinculé al grupo de teatro para ser parte de la inolvidable y satírica obra de teatro “Basurolandia” que nos hizo famosos, pero sin plata en el colegio. Todas las ciudades de Colombia y del mundo, unas más que otras por supuesto, tienen algo que las hace atractivas y reconocidas a través de los tiempos. No dudo que Manizales tiene unos referentes muy valiosos en materia de educación superior, industria y calidad de vida. Pero en materia cultural, al revisar la historia, se observa que han sido el Tango, los Toros y el Teatro, los que más le han merecido reconocimiento nacional e internacional. ¡Vaya diversidad!
De Jairo Chaparro Valderrama, un investigador y académico rolo que reiteradamente visita nuestra ciudad, pude conocer una de las mejores investigaciones sobre el tango en Manizales: qué se baila (Milonga por supuesto), cómo se baila, y cómo se accede a los salones de baile. De Jorge Enrique Henao, Jorge Raad, Gustavo Restrepo y Juan Carlos Gómez pude conocer cómo desde el siglo XIX la actividad taurina, ha sido uno de los principales enclaves de mayor arraigo en los festejos de los manizaleños. Y del profesor de la Universidad de Manizales, Wilson Escobar Ramírez, pude aprender cómo el teatro también comenzó a hacerse su espacio desde finales del siglo XIX y especialmente desde 1968.
Fuera de la época de ferias, entre septiembre y octubre, la ciudad también vive una intensa actividad cultural en torno a la trilogía Tango-Toros-Teatro, reivindicando sus cotidianidades en los espacios públicos, el lenguaje, la expresión y el ocio de la cultura manizaleña. Los retos son enormes: el compromiso de las instituciones públicas locales debe volcarse más allá de la asignación de cuestionados cupos, a trabajar de fondo con la academia en la formación de públicos y diseño de políticas públicas idóneas; recuerden que tenemos un programa de Gestión Cultural en la Universidad Nacional.
Los “privados” están cumpliendo con el fomento de nuestra identidad cultural, pero no pueden reemplazar a los “públicos”, sólo se sincronizan con ellos; los gestores de “la melodía” dispersos por toda la ciudad, Cormanizales, el Festival Internacional de Teatro de Manizales y todos los demás teatreros, merecen ser reconocidos, al fin y al cabo han contribuido por una sociedad más democrática y tolerante, que ha hecho de Manizales la ciudad de la diversidad cultural.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015