Carlos Arturo, nació en la vereda Santo Domingo de Villamaría, prestó servicio militar y como la mayoría de los niños, fueron las maracas su primer instrumento musical. Una vez se hizo normalista y licenciado en música, lo pude conocer cuando dirigía la Coral Brahms. Vivía por y para la música, especialmente la andina colombiana, esa que nos representa como caldenses y manizaleños.
Más que un notable músico, veía en él un liderazgo cultural que le permitían atender todo tipo de iniciativas en torno a las expresiones de la música clásica, popular y andina, fomentando en muchas personas y estudiantes, el gusto por nuestra cultura musical. Era usual encontrarlo en el parque Ernesto Gutiérrez Arango con su boina o el sombrero aguadeño dirigiendo la tradicional “retreta” dominical o toque de banda al aire libre; con la banda municipal acompañaba y alentaba todo tipo de festejos feriales y taurinos; con el carisma que lo caracterizaba solía cantar las misas en los templos de la Trinidad, San Pío X y la Inmaculada, entrenando no lo dudo, al padre Sigifredo en su interés de despachar a los feligreses, más que con una bendición, con un bambuco o un pasillo.
No era raro encontrarlo participando, disfrutando y ganando de los festivales del Pasillo en Aguadas, Mono Núñez en Ginebra, del concurso Nacional de Duetos de Armenia y cualquier muestra o convocatoria que tuviera como eje el fomento de la música andina colombiana. Incluso en el Palogrande se le solía ver disfrutando y alentando al equipo de la tierrita. Cuenta el maestro Humberto Gallego Gómez que después de la fundación de Manizales, uno de los primeros grupos musicales que se crearon para la época estuvo liderado casualmente por Valentín Marín y sus hijos, apellidos que ganan trascendencia en la historia musical de nuestra ciudad, al lado de “Parrita” (1874), Azarías Parra (1863-1945), la “Lira Valencia”, “Lenarejo”, “Pataleta” y “Juan Chivera” entre otros. En materia de bandas, la lista de Humberto Gallego es larga, destacándose por ejemplo la del maestro Noé Nicholls Gregory de Rionegro (Antioquia) que después del trasegar de la guerra de los mil días, se le ve actualmente encarnada en la tradicional banda del Batallón Ayacucho.
La noticia de la partida del Maestro Carlos Arturo me llevó a releer y escuchar a sus predecesores, deteniéndome sin duda en el manizaleño Francisco “Pacho” González (1882-1962), considerado el de mayor renombre nacional e internacional, quien junto a sus hermanos dio origen a una de las primeras bandas departamentales por allá en 1922. La historia continúa y sin duda Carlos Arturo Marín se sumará merecidamente a la lista de autores, intérpretes y directores que han liderado el arraigo y fomento de nuestra cultura, especialmente por nuestra música andina colombiana, su estandarte. Confieso mi satisfacción por haberlo conocido y escuchado, pero sobre todo por haber visto en él una persona que no se escudó en el mercantilismo y la arrogancia de querer figurar de manera vanidosa, sino de actuar conforme a un estilo de vida que desde la infancia le había despertado su pasión por la música, como se lo dijera a su señora madre. Insisto, que nos encontramos ante un ejemplo de liderazgo cultural y ciudadano.
Y como dice la canción “Cuesta” interpretada por Carlos Arturo con su grupo Estirpe y Canción “Cuesta subir la cuesta de la vida caminar con la esperanza de que algo mejor vendrá”. En el siguiente link puede ver una completa entrevista sobre su vida personal brindada a Caracol Radio Manizales en el año 2019: https://www.youtube.com/watch?v=wzmyYIkRNHI
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