Estimado Juan José
Se me antoja pensar que a todas aquellas personas que escriben bien sea para informar, enseñar, dirigir opinión, distraer o simplemente para comunicarse con sus congéneres, como es el caso de este vetusto Fraile contigo mi querido Juan José, en un momento de zozobra como el actual se ven tentados a dar a conocer su pensamiento sobre diversos hechos y circunstancias diferentes al tema del cual usualmente se ocupan y sobre el que supongo, más con el deseo que con la razón, esperan noticias y novedades sus destinatarios.
Logrando vencer esa tentación he de referirme hoy a la moña y a la coleta que acostumbran llevar los toreros en la parte posterior de la cabeza. Curiosamente en la actualidad, como habrás notado, cada vez son menos usadas por novilleros, subalternos y matadores de Toros.
Sí, leíste bien, me refiero a la moña y a la coleta de manera independiente para diferenciarlas pues, aun cuando coloquialmente nos referimos a una u otra indistintamente en la realidad se trata de dos adornos diferentes.
La coleta, taurinamente hablando, es el mechón de pelo, natural o de otra persona, vale decir un postizo, que llevan los toreros en la parte posterior de la cabeza mientras que la moña es el lazo, generalmente de cinta negra, que va sujeto a la coleta. En cuanto a la coleta, como te decía, puede ser de pelo natural o postizo. Cuando esta se elabora con cabello ajeno generalmente pertenece a una persona cercana y querida por el diestro, que bien podría ser su madre o su novia; a la coleta postiza también se le dio el nombre de castañeta, término que hoy se encuentra en desuso.
No hay noticia convincente en la historia del toreo que indique cuando y quien se ató el pelo con una cinta por primera vez, porque ello no tuvo trascendencia alguna en su momento ya que hasta fines del siglo XIX los hombres llevaban el pelo largo y se hacía menester para los matadores atárselo de modo que, por un lado no les estorbara si lo dejaban suelto y por otro les sirviera para salvaguardar la nuca en el evento de una voltereta. Por esa época el pelo se trenzaba para que su manejo fuese más fácil en el momento de fijarlo.
De hecho yo recuerdo en mí ya lejana pubertad como la castañeta o añadido como también se le decía, que llevaban los toreros consistía en una trenza pequeña de pelo postizo a la cual algunos diestros, con un alambre interno, la daban una curvatura a guisa de anzuelo y esta se encontraba pegada a un pequeño círculo redondo que hacía las veces de moña, de forma cónica tejida, según a mí me parecía, en astracán cuando en realidad era en seda. Este adminículo iba sujeto al pelo natural del torero con una sencilla pinza de aquellas con que las señoras sostienen los peinados cuando estos son muy elaborados. Incluso hoy en día vemos como este tipo de complemento ritual de la vestimenta de torear que aquí describo sigue siendo usado por matadores ya mayores que conservan respeto por las tradiciones de la Fiesta. Recibe un abrazo de tu amigo. El Fraile
Añadido: Imposible no referirnos al infausto virus y a las gravísimas consecuencias que tendríamos que vivir si no le ponemos coto a la irresponsabilidad e indolencia de aquellos que pensándose geniales porque se “pasan de listos” al violar las restricciones impuestas por nuestros gobiernos lo que van a lograr es muy probablemente convertirse en agentes multiplicadores del mal y por ello, porque no decirlo, en acuciosos mensajeros de la muerte, Recordemos: protegiéndonos nosotros mismos protegemos a los demás.
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