Estimado Juan José:
Como bien sabes, mi querido Juan José, lo mío son los Toros y de esa afirmación da fe el hecho que en los más de veinte años que lleva nuestra relación epistolar nos hemos cruzado algo así como doscientas cincuenta “misivas”, todas ellas alusivas a asuntos “del Toro” en sus múltiples vertientes, formas y manifestaciones. Sin embargo, como aparte de mi condición de taurino, de la cual me precio y predico orgullosamente, también soy ciudadano de un país que si bien no me vio nacer, sí se constituyó en mi hogar por efectos del “ius sanguinis”, tierra que siento y que me duele, pues de mi otra patria, de la que también soy hijo por efectos del “derecho del suelo”, aprendí a querer, defender y respetar la nación que me dé abrigo y a hacerlo con determinación y coraje.
Es por ello que hoy, fruto de los recientes acontecimientos, tengo unos sentimientos encontrados frente a varios asuntos; por un lado siento pena, tristeza y desencanto al ver que persisten “colombianos” que piensan que la forma de lograr los objetivos que persiguen es orquestando líos o cohonestando con la fuerza, la agresión y el caos, que a la hora de la verdad solo conducen a la destrucción del patrimonio público y a la ruina económica, moral y psíquica del ciudadano honesto y trabajador. Indignas me parecen las personas que organizan, financian y pretenden beneficiarse de acciones violentas buscando desestabilizar las instituciones para su propio beneficio, sin importarles lo que le suceda ni a la Patria ni a sus gentes. Por otro lado siento enojo y condeno a la prensa internacional, o mejor a algunos corresponsales de las casas de noticias extranjeras, que faltando a la objetividad exportan crónicas con contenidos sesgados y sensacionalistas, amarillismo se dice técnicamente, que bien saben les dará pingües réditos económicos a sus patrones vampiros. También me duele ver como Colombia tiene que padecer las consecuencias de un gobierno tibio, inexperto y blandengue cuya lentitud y falta de carácter para actuar ha traído las graves consecuencias que hoy está padeciendo en su conjunto el colectivo nacional.
Y otra preocupación me asalta al analizar el comportamiento de la generación que en el futuro deberá hacerse cargo del país, pues veo a sus componentes, en su gran mayoría, desinformados e ingenuos, lo que los convierte en presas fáciles de los revoltosos, permitiendo, sin darse cuenta, que los usen para sus perversos propósitos y ellos, con los ojos vendados caminando hacia el abismo en medio de brincos y bailes frenéticos, actuando como si estuvieran de carnaval cuando la verdad es que están ofendiendo a quienes dicen proteger, causándoles dolor y miseria. Sus jefes de “marchas” los usan como idiotas útiles para mimetizar y allanar el camino de sus vándalos a sueldo, aquellos que destruyen las fuentes de trabajo que generarían las oportunidades que la juventud está pidiendo. Y finalmente me desconcierta ver como los orquestadores del muy sesudamente estudiado y planificado desorden, paro nacional lo llaman ellos, no han caído en cuenta del riesgo que sus actos representan para atraer a la derecha radical de modo que ellos, a su manera, pongan orden en este gallinero. Y yo les cuento, por si alguno de ellos se toma el tiempo de leer este artículo, lo cual dudo, que nada amables son los gobiernos totalitarios, de uno u otro bando; esto solo lo saben quiénes los han vivido y los actuales “líderes del caos” son muy jóvenes para siquiera imaginarse como es de negro el asunto. Pero dentro de toda esta miseria también tuve momentos de alegría al ver que la llamada “Mancha Blanca”, marchaba masivamente, valerosa y desafiante por las calles de la ciudad para demostrar, pacíficamente, su repudio a la destrucción y a la violencia que se estaba apoderando de la ciudad. Me regocijó ver que la llamada mayoría silenciosa se había resuelto a actuar. Ahora si podemos afirmar con verdad que el pueblo se expresó libremente, sin manipulaciones ni engaños. Añadido: Si la ley es para todos no tiene argumento el estado para no permitir corridas de Toros con público. Así como ha autorizado marchas en todas las ciudades del país que no cumplieron con protocolos de seguridad no veo porque no van a dejar dar Toros. ¿O es que las cosas hay que hacerlas a la brava para que el Estado no las entorpezca y más bien velen por que todo “salga bien”?
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015