Mañana a las 12 de la noche, se acabará el año 2021. Será el final de tres años y medio de un pésimo gobierno, de una malísima legislatura, de una crisis humanitaria y social agigantada como nunca antes, por la falta de dirigentes dignos y gobernantes serios, honestos y decentes. Será el comienzo regresivo para terminar con el mandato de un títere incapaz e incompetente, que ha llevado a Colombia a límites que no eran imaginables, dentro de la “cuadrilla” de mandatarios que lo precedieron, llena de personajes cuestionados en todos los aspectos de su vida pública, por haber convertido este paraíso, en un pozo pestilente, rebosante de vergüenzas y deshonras.
Comienza el 1 de enero del 2022, un año que será dramáticamente movido en lo político, enfrentando a toda la caterva de políticos de baja estofa y mala reputación que tenemos, con los pocos candidatos decentes y honestos que se lanzaron a la arena política, para dar la pelea, dura por demás, de intentar arrebatarle a los usurpadores y sinvergüenzas de siempre, el poder, no a la fuerza, sino con el voto de ciudadanos conscientes, que desean un cambio de verdad para nuestra sufrida nación.
El cambio, por supuesto, no es fácil. Las maquinarias electoreras, han estado siembre muy bien aceitadas con recursos por montones, que paradójicamente salieron de las arcas del Estado, de donde las han robado de manera infame, sin que a nadie le importe mucho, porque en un país de “vivos y avispados”, el que tiene el poder, es el que manda y punto. Los demás ciudadanos, son simples peones utilizados en épocas electorales para comprarles el voto que le tienen amarrado desde hace tiempo, para terminar de joderlos y mantenerlos alejados de la posibilidad del bienestar colectivo, el progreso, la distribución justa de la riqueza.
De toda esa “chusma” de candidatos de las coaliciones de siempre, a las que con sofistería y engaño, le han agregado nuevos y pomposos nombres, que suenan bien, pero no dicen nada; de todos esos, repito, no hay uno solo con un programa de gobierno, en el que la prioridad sea la guerra total contra esa pobreza que se sabe debe ser erradicada, pero que no lo es, porque es de ella que se aprovechan para mandar, aunque no tengan méritos y estén llenos de cuestionamientos o hayan cometido infinidad de delitos.
Serán 3 meses frenéticos de insultos y vulgaridad, con la utilización de muchos mercenarios de las comunicaciones en medios hablados y escritos y en las redes sociales, que serán utilizadas con frenesí y desvergüenza total, para hacer virales noticias falsas o amenazar desde el anonimato, para causar miedo y sembrar pánico.
Pero Colombia no puede dejarse vencer por esos clanes indecentes, que nos han convertido en un país de vergüenza. Estamos ante la única posibilidad real de cambio, eligiendo personas preocupadas por erradicar los males sociales que nos aquejan, disminuir la brecha y convertir a este país privilegiado en un faro de democracia de verdad, y no en la “dedocracia” hipócrita e indecente que tenemos hoy.
La primera lucha será contra el poder de una Registraduría no confiable, que está en manos de un personaje muy cuestionado, incapaz de separarse de un cargo que en una democracia decente no tendría, porque tiene todos los cuestionamientos; es la representación de lo que no debe ser un Registrador decente y honesto (“El cuestionado pasado de Alexander Vega que no pesó para terminar de registrador”- Las2orillas.co).
No olvidemos su desafortunada y cínica frase de respuesta a sectores políticos: “Yo voy a empezar con un discurso claro como registrador. Sobre el manto de dudas de fraude electoral, el que no sienta garantías, o crea que le van a hacer fraude, no debería presentarse”. Contra ese posible “paridero” de cédulas falsas, de muertos que votan, de tachones en las actas electorales cambiando los números, tenemos que poner el ojo avizor, que nos permita controlar los resultados con apego a la realidad, cualquiera que ella sea, para no dejar que la cambien a su antojo, con impunidad total y cinismo sin par, gracias a los “millones” de votos, que sin duda podrían ser utilizados, para cambiar los resultados. (“Grave denuncia contra el registrador Alexander Vega: ¿Hay clientelismo en la entidad - Infobae.com).
Necesitamos 3 o 4 testigos electorales por mesa, distintos a los nombrados por el establecimiento, que sean reconocidos, puedan ser veedores y vigilen los escrutinios y las actas.
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