“El primero que comparó a la mujer con una flor fue un poeta; el segundo, un imbécil”. Voltaire
Y al fin se hace justicia. Un país machista que desprecia los más elementales derechos de las mujeres, es un país que produce vergüenza. Jineth reivindica el valor de la mujer en una sociedad en la que el Estado se demoró 20 años sin darle solución a su caso, un delito de lesa humanidad cometido contra una mujer, que se dedicó desde entonces a dar todas las luchas y enfrentar los distintos niveles del establecimiento para que se hiciera justicia, contra un gobierno de machistas y de no pocas mujeres que los apoyan, donde el valor de la mujer sigue siendo el que se tenía en épocas prehistóricas, con total irrespeto por la dignidad, sus derechos y la igualdad.
Pero además, es una reivindicación que traspasa el mero concepto de género, hace que Colombia, a regañadientes por supuesto, cumpla con los preceptos que hoy están establecidos en los países verdaderamente desarrollados, en los cuales la discriminación por género es vista como una inaceptable aberración.
Que la condena al Estado colombiano provenga de la CIDH es una clara muestra de la absurda discriminación que tenemos. Es una lección que se convierte en paradigma, en una sociedad que siempre ha discriminado a las mujeres, burlando sin vergüenza alguna la dignidad humana, pero además violando nuestra Constitución, que en el el Artículo 13 dice: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”.
Tenemos leyes de sobra, pero gente que no las hace cumplir, discriminado a las mujeres como si fueran distintas a los hombres y violando elementales principios escritos en múltiples leyes, que por desgracia en este platanal machista y torpe no se cumplen. La Ley 599 de 2000 establece claramente: “El derecho penal tendrá como fundamento el respeto a la dignidad humana. Las normas y postulados que sobre derechos humanos se encuentren consignados en la Constitución Política, en los tratados y convenios internacionales ratificados por Colombia, harán parte integral de este código”.
Me alegra la condena que le imponen al Estado, desde la CIDH, porque es un reconocimiento a la igualdad de género, al valor de la dignidad de la mujer, sancionándolo por su inaceptable discriminación, como si en este país el sexo hiciera diferentes a las personas. Me alegra por la mujer corajuda y valiente, que fue capaz de enfrentar el anacrónico e injusto machismo en Colombia, para que se hiciera justicia y se reconocieran sus derechos elementales. Es un verdadero alivio saber que gracias a la entereza y dignidad de @jbedoyalima, las mujeres no pueden ser discriminadas por razón alguna, mucho menos, por los actos de una sociedad que ha despreciado sin ruborizarse el valor de la mujer.
Ella bien lo dijo en un trino: “Hoy mi voz se alza, ante un tribunal internacional, para que nunca se olvide que la violencia sexual es de los peores crímenes que hemos afrontado como sociedad. Que paramilitares, guerrilleros y agentes del Estado sepan que “nos sembraron miedo y nos crecieron alas”. El 18 de octubre de 2021 pasa a la historia como el día en que una lucha, que empezó por un crimen individual, llevó a la reivindicación de derechos de miles de mujeres víctimas de violencia sexual y de mujeres periodistas que dejan parte de la vida en su oficio”.
“Me llamo a mi mismo un hombre feminista. ¿No es eso cómo se le llama a alguien que lucha por los derechos de las mujeres?”. Dalai Lama.
Bravo Jineth. Lo mereces y eres ejemplo para esta sociedad sin valores.
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