Se vale ser bueno no parece un buen título para tiempos en que está más vigente que nunca el tango de Enrique Santos Discépulo, Cambalache, cuando cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón y los inmorales nos han igualado. Cuando hay quienes hacen ostentación de lo vivos que son y otros más alardean de su cinismo por sus redes sociales. Otros más en búsqueda de que les rindan culto a su personalidad arrasan con el bien común, porque les importa solo su ego y sus votos.
Sin embargo, es también tiempo para mostrar a quienes han hecho las cosas por el camino correcto, así les haya costado dificultades o parezcan una especie en vía de extinción. Esto sobre todo si se trata de un cacao del país, uno de esos personajes que es tan fácil señalar, pero de quien poco conocemos.
La periodista Alejandra de Vengoechea, la misma de ese libro de perfiles que se convirtió en best sellers en las facultades de comunicación y periodismo, Mujeres que dicen verdades, ahora se adentró en la vida de José Alejandro Cortés, el nonagenario que hizo grande al Grupo Bolívar.
Hace algunos años para celebrar el centenario de la república independiente de Pensilvania, mi pueblo, el escritor Alonso Aristizábal promovió la publicación de un libro que rindiera tributo a los hombres y mujeres que engrandecieron el municipio. Así salió a la luz Pensilvania con muchos oros, en el que cada perfil hizo énfasis en la importancia que tuvo para estos personajes la ética y el aprender de sus errores, el saber que las cosas se logran con esfuerzo y paso a paso. La idea era dejar una enseñanza a las nuevas generaciones, que no crean que dinero es éxito y que este se alcanza de una vez y no se suelta.
Precisamente hablar de la bondad de la gente, algo que parece tan trivial, se ha tornado importante en estas épocas convulsas, cuando de un lado y del otro reclaman que las cosas se hacen bien de una sola forma y es la que ellos aplican, pero se olvidan de los otros, de que para construir es necesario el otro. Esa es una de las lecciones de este libro. José Alejandro Cortés es un hombre que aprendió a escuchar, que con disciplina y rodeándose de los mejores supo darles alas a sus colaboradores y sembró una cultura de la ética que muchas empresas deberían aplicar.
En este perfil se entrevista al protagonista, pero en el camino aparecen decenas de testimonios que dan cuenta de ese personaje que ha hecho posible que se pueda construir empresa sin pisotear a otros. Somos muy dados a criticar a la gente químicamente buena, a señalarla de pusilánime, a juzgarla de tibia, a instarla a que tome partido, pero es apenas nuestra envidia la que reacciona por no lograr esa tranquilidad de conciencia que a este tipo de personas les sobra.
He tenido la fortuna de participar tres veces como jurado en el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, el más importante del país y que patrocina esta organización. Y puedo dar fe de que los aciertos y los errores en la escogencia de los ganadores es responsabilidad única de los jurados, pues la libertad es total para decidir. Nadie del grupo interviene en las deliberaciones y eso muestra el tipo de respeto que tiene la organización con las empresas que aúpa. Valores inculcados por José Alejandro Cortés.
Un libro para hablar de valores, también de liderazgo y de lo importante que es conocer cómo se forja el carácter de un hombre bueno, pero que no le basta con serlo, sino que siembra bondad. Léanlo y #HablemosDeLibros, de bondad y de ética. Qué bien nos viene.
Cinco valores
Todo nuevo empleado del Grupo Bolívar recibe los cinco principios que los rigen:
Respeto: Respetamos la dignidad humana de todas las personas con las que interactuamos. Nuestras acciones se caracterizan por el buen trato, la empatía y porque aceptamos y resolvemos nuestras diferencias dentro del marco de nuestros principios y valores.
Equidad: Somos justos. Nuestras acciones se rigen por la responsabilidad, equidad e imparcialidad, en concordancia con los méritos, derechos y deberes de las personas. Nuestra principal guía es la conciencia y la satisfacción de hacer lo correcto.
Honestidad: Somos correctos, veraces, transparentes en nuestras acciones e interacciones. Nos comportamos con integridad y carácter. Somos leales a nuestras empresas y a los principios y valores que profesamos.
Disciplina: Cumplimos nuestros acuerdos y compromisos en concordancia con las prioridades que definimos. Ante los retos y adversidades, trabajamos con perseverancia para alcanzar las metas y objetivos propuestos. La disciplina nos hace confiables.
Entusiasmo, alegría y buen humor: Somos positivos, alegres, optimistas aún en los momentos difíciles. Somos entusiastas para afrontar nuevos retos y realizar nuestro trabajo. Contamos con la risa como el mejor aliado contra las tensiones y las preocupaciones.
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