Mulier Caesaris non fit suspecta etiam suspicione varae debet. La mujer del César no solo debe ser buena, sino parecerlo. Existen variantes de esta afirmación que se atribuye al propio Julio César, y al final todas van a lo mismo: no basta con hacer las cosas bien, si cuando hacemos algo parece que no es así. Es parte de esto, la transparencia, que se cacarea tanto en estos días en muchos asuntos, tanto que existe hasta una ley para ella.
La pregunta que motiva este tipo de escenarios es igual para mucho: ¿qué importa si el erario se maneja de manera correcta, si los ciudadanos no lo pueden convalidar?, por ejemplo.
O en materia de medios de comunicación: ¿para qué hacer el mejor periodismo, si la audiencia sigue aferrada a sus prejuicios sobre esos medios o periodistas?, razón por la que se les pide que hagan transparente todo.
El propio Rosseau habló de la importancia de ser una persona que no oculte nada, que una sociedad más transparente servía para vigilarse mutuamente, pero no se imaginaba estos tiempos que corren del gran hermano, en donde todo lo que hagamos es rastreable. La internet nos está llevando a un nivel que era casi imposible de predecir: que la transparencia absoluta se vuelva un espectáculo.
En torno a esta realidad es que reflexiona el coreano alemán Byung-Chul Han, en su libro La sociedad de la transparencia. Él parte del intento de comprender estos momentos complejos que nos impone la tecnología y advierte sobre las consecuencias de que se sepa todo, de que no haya misterio, de que se acabe la magia. De esa manera se pensará que todos tienen acceso a todo, y esto lo que genera es que se puedan perder asuntos tan básicos como el enamoramiento. Nos conoceremos tanto que no habrá espacio para la sorpresa.
Un mundo tan transparente, que llega a ofender por ser casi pornográfico, pero el autor no juzga, se limita a observar, reflexionar y concluir, sin dramatismos, pero con profundidad. Lo que debe hacer el buen filósofo: plantear las preguntas relevantes para el momento que vive la humanidad.
Y al final nos complica la vida: si la realidad es transparente, entonces la apariencia transparente nos enfrenta a la paradoja, esta deja de existir. .
En frases
* Ningún otro tema domina hoy el discurso público como la transparencia.
* El hombre ni siquiera para sí mismo es transparente.
* El imperativo de la transparencia hace sospechoso todo lo que no se somete a la visibilidad. En eso consiste su violencia.
* La sociedad de la transparencia es una sociedad sin poetas, sin seducción y metamorfosis.
* La transparencia y el poder se soportan mal. Al poder le gusta encubrirse en secretos.
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