El poeta de Marquetalia (Caldas) y de San Benito (España) presentó ayer en Trujillo, en el país ibérico, el libro de relatos Desde entonces vivo para el dolor, con el que obtuvo el premio 25 años/Lunas de Oriente, que edita el texto.
Se trata de la prosa de un poeta. Unos relatos de todos los tamaños, que el propio autor define como experimentales y que hablan del desamor y de sus secuelas, pero que están escritos a manera de confesiones, como hablándole a esa mujer, a esas mujeres que pasaron por la vida y ya no están. También devaneos con el tono de las cartas -o del corrillo- con los amigos. Uno que otro texto parecen divertimentos, dulces apuestas juguetonas. Pilatunas de versificador.
Flórez nos tiene acostumbrados a que corre riesgos. Su poesía pasa de los efectos de la violencia, al erotismo; del juego infantil, a la temida muerte; de la expresividad cinematográfica a la apenas insinuación; y lo hace con la convicción que le da el trabajo constante, consciente de que vale la pena atreverse. Es una lección para quienes tememos tanto a probar lo diferente.
Este libro de 13 relatos, uno de ellos Desnudamiento, despiezado en 13 estrofas o capítulos sin parámetros que lo limiten, es imposible desligarlo de la poesía, a pesar de lo que pudo haber pretendido el autor, que nos cuenta historias, pero lo hace con las metáforas, con descripciones apegadas a la exactitud de la palabra, al ritmo de las voces, a las confesiones de quien narra. A lo íntimo, a las profundidades del autor, que se revela.
Antonio María es un autor mayor de Caldas. Se esfuerza por mantenerse vigente, por no perder la tinta de su pluma, por seguir cultivando páginas y cosechando historias para seguir contando, es así como cada libro suyo es un nuevo reencuentro y a la vez un renacer, tan solo oportunidades para enseñarnos que ha madurado y que no tiene temores para saltar al vacío sin arnés. Los puristas se devanarán los sesos para saber si ubican estos textos en poemas o en cuentos -como nos lo describen en la contraportada-, o tal vez epístolas perdidas en el correo de los géneros. Este es precisamente el valor que entraña, el atractivo, porque no importa la camisa que le pongan, aquí solo hay la fuerza expresiva de un poeta incontenible, que tiene la necesidad de contar historias, las propias y las de otros, y de hacerlo con su estilo. Para mí que lo logra.
Ojalá pronto sea fácil conseguir este texto en las librerías de Manizales para que pueda ser leído por muchos.
Nota: No me voy a acostumbrar nunca a estos libros de Flórez que tienen una adenda con dedicatorias por doquier. Me sigue pareciendo muy extraño.
* Ningún amor es en vano y todos tienen su castigo.
* Es un hombre. Nada más que un hombre. Nada menos, tampoco.
* Todo hombre ama cuando se desnuda y tiene frío cuando le nieva en la piel.
* No quiero volver a la casa de las ausencias, ¡qué vaina!, a esa casa que no es tuya ni mía.
* Eres el escombro escaso de mi casa caída, eres el hambre perpetua del amor ausente y mal habido.
* Tuvieron un escarceo amoroso que ella cortó de raíz, prefiriendo la ambigüedad; "mejor amigos que odiantes".
* Me anegaría de ti y estallarías contra las esclusas de la represa que yo era para el desborde de tus morbosos deseos...
* Quiero que venga conmigo, toda ella, su ser entero. Su pelo alisado sobre la espalda con finas vetas irisadas en las puntas.
D E S T A C A D O
Los puristas se devanarán los sesos para saber si ubican estos textos en poemas o en cuentos -como nos lo describen en la contraportada-, o tal vez epístolas perdidas en el correo de los géneros.
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