Investigar al poder es la razón por la que me encanta el periodismo, porque busca historias que algunos no quieren que sean contadas. Hoy les hablo de dos libros en los que me sumergí porque tocan dos centros de poder importantes en el mundo: La Casa Blanca y El Vaticano.

Se metieron con estos lugares de la geopolítica dos periodistas bien diferentes y los resultados son notorios. A Bob Woodward lo conoció el mundo cuando, al lado de Carl Bernstein, hicieron la investigación más impactante del periodismo en la historia, Watergate, que dio como resultado la renuncia de Richard Nixon en su segundo mandato.

Ya nos tienen acostumbrados a dedicar en el meridiano del periodo presidencial en Estados Unidos una investigación sobre los intríngulis del Despacho Oval y sus alrededores. Este maestro todo lo que dice

lo sustenta. La mayoría con nombre propio. Advierte, desde el principio, que cada afirmación tiene por lo menos tres fuentes distintas que la confirman, como todo buen trabajo periodístico debe hacer; aunque a veces, esto se torna imposible.

Con ese rigor escribió Miedo - Trump en la Casa Blanca, un trabajo que revela las malas maneras como el hombre más poderoso del mundo gobierna los Estados Unidos y se perfila para un segundo mandato. La economía de su país parece ir bien, así tenga de cabeza la geopolítica internacional. Trump no escucha a sus asesores, toma decisiones temperamentales, se basa en los titulares de Fox News para preparar sus tuits, a los que considera su artillería. Un libro que desenmascara a Trump y nos muestra que los peores miedos que hemos tenido por este negociante, al frente de un cargo para el que no está preparado, son completamente fundados. El anexo detallado sobre las fuentes que intervienen en el libro le dan mayor peso y credibilidad.

Sodoma - Poder y escándalo en El Vaticano, se ampara también en muchas fuentes con horas de grabaciones y en recorridos por el mundo, pero -y es apenas mi opinión, ustedes léanlo y saquen la suya- quiso contar muchos detalles, hay algo de protagonismo de autor -yoísmo-, por lo que seque sienta que le sobren muchas de las 635 páginas.

El autor, Frédéric Martel, periodista, francés denuncia el cabildeo gay en El Vaticano para ascender. También da puntadas sobre quiénes son los mayores responsables de que la pederastia en la Iglesia Católica haya alcanzado las dimensiones que alcanzó por el ocultamiento.

El fallecido cardenal Augusto López Trujillo tiene todo un capítulo y es expuesto, por testimonios logrados por el autor, como un contratante de prostitutos, que gustaba del sexo duro y al tiempo un homófobo, a quien señala de ser parte de la extrema derecha colombiana. Un escándalo.

Aun en esta historia basada en testimonios, el autor se permite lo que Álex Grijelmo llama frase aparte, esas conclusiones que se nos cuelan en textos que deberían ser de rigor periodístico, pero por quedar sueltas, terminan en rayana opinión, a veces forzada.

Es una lástima, porque tiene también muchas historias bien confirmadas, que no requerían de una especulación de más, o de una conclusión apresurada, sino que eran tan fuertes que podía ahorrarse estos devaneos que dan a entender que importa más el escándalo que el hecho.

Dos maneras muy distintas de hacer periodismo. Woodward nos muestra toda la seriedad de la escuela estadounidense, mientras que Martel se toma licencias muy propias de algunos autores franceses. Yo me quedo con el primero. Ustedes cuando lean me cuentan cuál estilo prefieren.

En frases

* "El Estado profundo (término utilizado para referirse al hecho de que los funcionarios del presidente actuaban de forma secreta para impedir que este llevara a cabo sus planes) no era el problema, sino lo que sucedía a plena luz". Bob Woodward.

* "En el tiempo de las redes sociales y el Vatileaks, de la liberación de la palabra y la judicialización de las sociedades modernas -por no hablar del efecto Spotlight-, la Iglesia es una Torre de Pisa que amenaza con derrumbarse". Frédéric Martel.